El pasado 16 de septiembre, durante la realización de uno de los dispositivos de seguridad ciudadana realizado por los agentes del instituto armado, detectaron la presencia de un vehículo que levantó sus sospechas.
Los investigadores comprobaron irregularidades en la documentación y detectaron que se trataba de una falsificación, por lo que comenzaron una búsqueda de la verdadera identidad, averiguando finalmente que se trataba de un individuo belga de 35 años y con una orden de detención pendiente.
El fugitivo, acusado por las autoridades belgas de la importación de más de una tonelada de cocaína y tenencia ilícita de armas, considerado un objetivo de alto valor por la Interpol y con una orden de detención en vigor desde finales de 2022, llevaba desde entonces utilizando documentación falsa, en este caso una carta de identidad y un permiso de conducir belgas, lo que dificultaba su localización.
Finalmente, el día 17 de septiembre, el detenido fue puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción número dos de la Audiencia Nacional. La autoridad judicial decretó su ingreso en prisión sin fianza, a la espera de su extradición a Bélgica.
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