Ante la incredulidad de la afectada, el profesional le advirtió de que no estaba «de coña». «El valenciano es un dialecto. ¿Eres profesora?», le preguntó, a lo que la paciente respondió de forma negativa.
En ese momento, siempre según el testimonio de la denunciante, el enfermero le respondió entre risas: «Pues anda con cuidado que soy yo quien tiene la aguja».
En una de las respuestas al mensaje de la afectada, el director general de Política Lingüística, Rubén Trenzano, ha puesto a su disposición los servicios de la refundada Oficina de Derechos Lingüísticos de la Generalitat. Así lo ha hecho también Escola Valenciana con el mismo servicio que ofrece esta entidad.
No es la primera vez que se producen quejas de este tipo en el sistema sanitario público valenciano. De hecho, el informe anual de Escola Valenciana afirma que la mitad de las reclamaciones ciudadanas presentadas en 2022 se concentran en el ámbito sanitario.
Un extremo que también recogió el informe sobre vulneraciones lingüísticas de la Plataforma per la Llengua de 2021, que incluía casos como el de una paciente a la que negaron una prueba ginecológica en un hospital público por hablar en valenciano u otro al que respondieron «Aquí la gente viene a vacunarse, no a aprender idiomas» cuando pidió en valenciano la hoja con indicaciones para vacunarse contra el coronavirus.
Mención especial merece el paciente multado con 600 euros por alterar el funcionamiento de un centro de salud tras exigirle hablar en valenciano al médico que le estaba atendiendo y al que la Generalitat dio la razón.
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