Valencia celebra el 40 aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II
El pontífice conoció la Catedral y la Basílica de la Virgen, organizó encuentros con ancianos, ordenó a 141 sacerdotes y tuvo un «gesto inolvidable» al acercarse a los damnificados por las inundaciones y la pantanada de Tous
D. V.
VALENCIA
El 20 de octubre de 1982 la comarca de la Ribera sufrió fuertes inundaciones debido a la rotura de la presa de Tous, lo que se conoce como la 'pantanada de Tous'. El Papa, tras conocer estos duros acontecimientos, en los que se vieron afectados ... miles de personas, quiso tener un gesto de cercanía con ellos en su visita. Juan Pablo II, antes de abandonar tierras valencianas, se acercó hasta la 'muntanyeta' donde está el santuario de la Virgen del Lluch, allí colgaba una gran pancarta que decía 'Tú eres Pedro'.
El Santo Padre tras orar en el interior del templo se dirigió a las miles de personas llegadas de localidades cercanas: «Esta visita quiere ser un signo de mi cercanía y solidaridad con vosotros en momentos de dolor. Mi presencia quiere ser también una muestra de aprecio por la solidaridad que hasta ahora se os ha mostrado y que confío continuará en cuanto sea necesario, pues sobre todo para el hombre necesitado los demás deben ser her- manos. La caridad y el sentido humanitario no pueden permanecer indiferentes ante la muerte y destrucción». La visita dejó una gran huella en esta comarca.
Tras la visita a la Catedral, el Papa pudo visitar hace ya cuarenta años la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Allí, con el canto de la Escolanía de fondo, se arrodilló en el presbiterio ante la imagen de su querida Madre, a la que siempre se confió y se podía ver en el lema de su pontificado.
Tras este rato de oración salió a la plaza, que lucía un tapiz floral que representaba al propio Papa ante la Virgen. Allí le esperaban los ancianos, a los que dirigió unas cariñosas palabras: «Por ello me inclino ante vosotros e invito a todos a manifestar siempre la reverencia afectuosa que merecen quienes nos han dado la vida y nos han precedido en la organización de la sociedad y en la edificación del presente». «Ante este santuario de la Madre común de los Desamparados os saludo con especial afecto, personas de la tercera edad. Y me alegra que este encuentro tenga lugar aquí en Valencia, tan ligada a una figura muy querida esta ciudad y en España: santa Teresa Jornet Ibars, fundadora de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que, junto a otros institutos y personas, tanto se han prodigado y se prodigan a favor de la tercera edad», destacaba el Papa.
Visita al seminario de Moncada
Ocho mil sacerdotes y seminaristas llegados de toda España tuvieron un encuentro con Juan Pablo II en la iglesia del Seminario Mayor de Moncada. El Santo Padre, que comió allí paella valenciana, fue recibido con bailes regionales y por los vecinos de la localidad, que no dudaron en salir a la calle a recibirle.
En sus palabras mostró gran cercanía con los sacerdotes: «Sois los preferidos, los íntimos del Señor. En la sociedad del siglo XX, sois los primeros amigos de Jesús en tierra española. No olvidéis esta realidad, cuando el humano cansancio, el dolor, la soledad o la incomprensión de los otros pueda rebajar vuestro entusiasmo o poner una duda en vuestro espíritu». «Hay muchísimas personas, familias y grupos que esperan lo que vosotros podéis dar: la palabra de salvación, los sacramentos, el amor de Cristo, la orientación hacia una vida más moral y humana», añadió.
Enrique Benavent, ordenado sacerdote por el Papa
A sus 23 años, el sacerdote Enrique Benavent no podía imaginar que sería el Pastor de la diócesis donde nació a la fe. Entre las fechas en que se hizo público su nombramiento, el 10 de octubre, hasta la toma de posesión el 10 de diciembre como Arzobispo de Valencia, en el ecuador de ambos hitos se cumple el 40 Aniversario de su ordenación sacerdotal, que recibió del Santo Padre San Juan Pablo II, en su visita a Valencia, el 8 de noviembre de 1982.
Con 23 años el joven Enrique Benavent recibía su ordenación sacerdotal del Papa Juan Pablo II. «Es un momento que se recuerda siempre con gran emoción. Recuerdo muchos momentos de aquella ordenación en general, y en concreto, yo estaba situado en primera fila y en el centro del presbiterio, y recuerdo la primera vez que apareció la figura del Papa justamente enfrente de mí, lo tenía a solo 4 ó 5 metros, y aquello para mí ya fue un primer impacto, además de todo el ambiente de la celebración», recuerda.
También se acuerda de la homilía del Papa, que fue en torno a tres grandes temas: «cómo el sacerdote es llamado por el Señor, es ungido por el Señor y enviado por el Señor a predicar el Evangelio. Por tanto 'Llamados, ungidos, enviados', fue el mensaje de sus palabras». «Aquella homilía es totalmente actual. Nos decía que éramos los primeros responsables del cuidado de nuestra vocación. Fue una celebración fantástica, con un ambiente de fiesta y de gozo en Valencia por la presencia del Papa Juan Pablo II, y es siempre un momento que hay que recordar y llevar a la oración justamente cuando se cumplen 40 años. No imaginaba yo aquel día que a los 40 años iba a ser arzobispo de la sede de Valencia, lo que te lleva a la conciencia de que el Señor te lleva por caminos que no imaginas, era una posibilidad que nunca me había pasado por la mente que un día sería el Arzobispo de la Iglesia diocesana en la que nací en la fe, en la que crecí en la vocación sacerdotal y a la que he servido como sacerdote y como obispo la mayor parte de mi vida», apunta.
El arzobispo de Valencia ha señalado que ha vivido «sentimientos encontrados, de una parte un sentimiento de alegría, por ver que el Santo Padre ha tenido un gesto de confianza conmigo, de reencontrarme con una diócesis para mi muy querida y familiar -a pesar de ser tan grande- pero conozco prácticamente a todos los sacerdotes que se ordenaron antes de mi marcha a Tortosa, y en ese sentido un sentimiento de alegría de volver a la tierra, volver a las raíces es una gran satisfacción. Un sentimiento también de enorme responsabilidad porque cuando uno va donde no conoce la tiene, pero cuando vuelve a su diócesis de la que lo ha recibido todo… Yo me he formado en el Seminario de Valencia, he servido a la diócesis 22 años como sacerdote, 8 como obispo auxiliar, y todo lo que soy como sacerdote, todo lo he recibido de la diócesis. Así que mucha responsabilidad porque no creo que nunca pueda devolver a la diócesis de Valencia tanto como he recibido de ella. Intentaré hacerlo lo mejor posible, intentaré servir de la mejor manera posible y entregarme de la mejor manera posible, y como siempre he hecho, amarla».
La Iglesia de Valencia tiene desafíos comunes a todas las diócesis de España, de anunciar el Evangelio de una manera nueva, «y eso pasa, como dice el papa Francisco, por un testimonio de que vivimos el Evangelio con alegría, con esperanza y que las dificultades del momento actual no nos deben llevar a perder esa alegría. Muchas veces en la Iglesia nos pesan mucho las dificultades y nos cuesta más ver los signos de esperanza, de vida cristiana, de santidad, que hay en la Iglesia. Pienso que el Papa muestra siempre el desafío de vivir el Evangelio con alegría. Después hay unos retos, también comunes, que provienen del ambiente cultural que está marcando la vida en nuestra sociedad que suponen también un desafío a la reflexión teológica para intentar presentar, de la mejor manera posible y comprensible, las razones de nuestra fe y las razones de nuestra esperanza. Así que recen todos por mí, como dice el papa Francisco, porque en estos momentos siento que lo necesito».
141 sacerdotes ordenados
El acto central de la visita del Papa a Valencia fue la ordenación de 141 sacerdotes de diferentes puntos de España. La misa se celebró en el paseo de la Alameda y en ella participaron miles de personas.
Uno de los sacerdotes que fueron ordenados por Juan Pablo II es Rafael Sala, actualmente párroco de San José de Ontinyent. «Fue algo muy emocionante. La ordenación es el día más importante para un sacerdote y encima ser ordenado por un Papa tan importante para la historia de la Iglesia y santo lo hace aún más entrañable», asegura. Para Rafael la figura de Juan Pablo II fue muy importante para su vocación y su magisterio les acompañó en su etapa formativa: «Su testimonio fue clave», añade. Tanto Rafael como sus familiares recuerdan con gran cariño ese día, en el que tuvieron que madrugar puesto que había que estar en la Alameda muy pronto. Tras la misa, acudieron en el 'trenet' hasta Moncada, donde era el encuentro con los sacerdotes.
También las palabras que les dirigió fueron muy importantes para su ministerio sacerdotal y siempre que hace falta recurre a ellas: «Nos invitó a amar aún más a Cristo para que así pudiéramos ayudar a la gente a que le pudieran amar de la misma manera».
José Limorti, otro de los sacerdotes ordenados, recuerda ese día «como muy importante para su vida». «Fue una celebración muy significativa y visto ahora es verdad que lo hace aún más», añade. Tanto él como sus compañeros lo recuerdan «con gran alegría».
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