El calvario de una vecina de Benetússer con un okupa que le hace la vida imposible: «No le importa si se me cae el techo»
Por seguridad, los técnicos tuvieron que apuntalar el baño por riesgo de derrumbe
Okupa una casa en Vigo y promete abandonarla alegando que no estaba al tanto de que tuviese propietario: «Me estoy quedando helada»
Madrid
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Iniciar sesiónLa okupación se ha convertido en un fenómeno que trasciende lo anecdótico para instalarse en la sociedad como un drama cotidiano que afecta a miles de personas en España. Lo que antes se contaba como una rareza, hoy es una estadística que crece sin ... freno. En 2024, los casos han repuntado un 7,4%, con 16.426 hechos conocidos por las Fuerzas de Seguridad, según el Ministerio del Interior. Es una cifra cinco veces mayor que la registrada en 2010 y que demuestra que, para quienes ven su propiedad invadida o su calidad de vida deteriorada por este problema, el sistema legal sigue siendo laxo. En ese contexto, Rosa Moreno, una vecina de Benetússer, en la Comunidad Valenciana, ha relatado en el programa de Telecinco, 'La mirada crítica', el infierno que vive desde que el techo del baño de su vivienda comenzó a venirse abajo por culpa de sus vecinos okupas.
«No le importa si se cae o no el techo», lamenta la mujer, que asegura que la situación ha llegado a tal punto que, justo antes de comenzar la emisión, y por seguridad, los técnicos tuvieron que apuntalar el baño por riesgo de derrumbe. «Me han dicho que no entre, que para nada, que no pise nada, dice que hay mucho riesgo», añade con resignación.
Un problema que empezó con una gotera y acabó en una pesadilla
La víctima explica que los vecinos de arriba, unos okupas que residen allí desde hace tres años, son el origen de su calvario. Todo comenzó el pasado 25 de julio, cuando empezó a caer agua del techo de su baño. Según relata, «esto pasó el día 25 con poca agua, y luego ya el día 26 ya… hasta el pasillo». En aquel momento, les advirtió de que el techo iba a ceder. «Empecé a llamar a los vecinos, a comunicarles e, inclusive, hablé con ellas y todo, que son rumanas por cierto, y no me han hecho caso para nada, solamente amenazas», cuenta. La mujer asegura sentirse sola ante el problema: «Yo nunca tengo ayuda de nadie».
«Tengo una carta de mi seguro, que lo que pasaba es que era una tubería general de la finca y la bañera de los vecinos», señala al programa. Pero como el origen estaba en el piso ocupado, nadie quiso asumir responsabilidades. De hecho, su seguro le dijo «que no podían hacer nada más que darme un abogado».
«Tengo más ayuda de mi seguro que del seguro de la finca», comenta. Y mientras tanto, la burocracia y la indiferencia le hacen perder tiempo y energía: «Después de trabajar, todos los días me voy a la Guardia Civil, a la policía de Benetússer, al Ayuntamiento también me voy… nadie me hace caso… Bueno, la Policía sí que me dice todos los pasos».
Vivir sin baño… y con miedo
El deterioro de su vivienda ha llegado a extremos insospechados. Con la entrada prohibida al único baño de su casa, la vecina se ha visto obligada a improvisar. Para orinar, utiliza una papelera junto a la puerta del baño. Para otras necesidades, acude a un supermercado cercano. Y para ducharse, depende de la generosidad de terceros: «Me voy a la vecina o un amigo o mi sobrino», confiesa.
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Pero su drama no se limita a la incomodidad, también vive con miedo. «No me fío de los vecinos de arriba», asegura, refiriéndose a quienes ocupan ilegalmente la vivienda. «La patriarca es una rumana... de ella no me fío para nada». La tensión es tal que ya no sale de casa sin un palo. «A la Policía y todo yo he ido con mi palo, y me preguntan que qué hago con el palo y digo: 'Para defenderme, no voy a esperar que me maten, tengo que defenderme como sea'», concluye.
El caso de esta vecina de Benetússer es uno más en una lista que crece cada año. Más allá de las cifras, detrás de cada expediente hay historias de angustia, impotencia y abandono institucional. Historias que, como la de Rosa, ponen rostro a un problema que sigue esperando soluciones efectivas mientras las víctimas intentan sobrevivir en lo que alguna vez fue su hogar.
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