Las condiciones del puesto sorprenden, si bien hay quienes aseguran en el hilo a este post del influencer valenciano Jesús Soriano (@soycamarero) que, por desgracia, no resulta tan inusual en el sector en España.
«Mujer mayor de 30 años sin cargas familiares», empieza la «descripción» del empleo, que ya de entrada parece incluso discriminatoria y que continúa con unas condiciones laborales extenuantes: «Horario, de lunes a domingo para apertura sola del bar, de 8 de la mañana a las 16 horas, dos días de descanso y que trabaje, que no se pase el día con el móvil; no fumadora, sacar la terraza todas las mañanas, responsable, 1.000 euros dado de alta negociable, según valía».
Aparte de no precisar cuáles serían los días del descanso, ya que el establecimiento abre toda la semana, las tareas abarcan se puede decir que todo lo que hay que hacer en el bar. «Tiene que preparar desayunos y saber de cocina, no se hacen menús, sólo raciones, bocadillos y producción para fin de semana; limpieza», detalla el empleador.
Finalmente, precisa que se trata de un «local pequeño» en la zona de Carabanchel, en Madrid.
Inspecciones de trabajo
Las reacciones en la red X (antes Twitter) van del sarcasmo a cuestionar abiertamente la legalidad de la propuesta de trabajo. «Anuncios como este demuestran que las inspecciones de trabajo en este país son de risa. En cualquier país serio, nadie osaría poner algo así porque sería inmediatamente investigado. Aquí, la ley brilla por su ausencia. Qué pena», comenta uno. De hecho, varios coinciden en que plantea como «negociable» el estar dado de alto.
Con más humor, hay quienes exageran para poner de relieve lo esperpéntico del anuncio: «¿Algo más? ¿Llevar contabilidad del local? ¿Dar volteretas mientras sacas la bandeja?», o «le ha falta poner: conocimientos de albañilería, fontanería y electricidad, porque el local está sin construir y lo tiene que tener en dos días», y también «no me parece tan malo, no llevas cadenas, no te azotan, no te hacen pelearte contra leones, nos quejamos mucho por nada, eh».
El propio Jesús Soriano aporta una conclusión en el arranque de esta sucesión de comentarios: «No encontramos camareros que quieran ser explotados».
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