«Ayudante de camarero con inglés, alemán y ganas de trabajar por 4,95 euros la hora»: una oferta laboral que las redes condenan

«No encontramos camareros», afirma con ironía el influencer valenciano Jesús Soriano como introducción a este anuncio se podría decir que de máximos en las aptitudes y de mínimos en la retribución. «Restaurante en la playa, imprescindible inglés, buena presencia, donde gentes y ¡ganas de trabajar!», se indica en la propuesta.

Y no es todo: se requiere experiencia, además de inglés «intermedio» hay que saber alemán «básico», la jornada es «completa» y el horario «a convenir» (la concreción brilla por su ausencia), por un salario de 4,95 euros por hora y los «extras» cómo no, también «a convenir».

En unas horas, el tuit en la cuenta X de @soycamarero supera las 176.000 reproducciones, con un clamor unánime de críticas de internautas escandalizados que, en muchos casos, se preguntan cómo es que no interviene la Inspección, ya que la oferta se difunde públicamente en la red.

«¿Las cadenas se traen puestas de casa o ya te las ponen ellos?», se mofa uno de ellos, mientras otros ponen el foco en lo de «ganas de trabajar» que pide el empleador: «Y si quieres cobrar dinero para poder vivir es que no tienes ganas de trabajar. Y así todo».

Una trabajadora del ramo corrobora que este tipo de planteamientos están a la orden del día y añade más detalles. «En una ocasión también me encontré eso de 'horario a convenir': significaba que podrías quedarte dos horas después de la jornada para limpiar la cocina, o llegar dos horas antes del horario de apertura para dejarla impoluta».

Hay quienes resumen que se trata de «esclavitud con idiomas», y varios echan números para hacer ver que no se alcanzan los mínimos legales: el Salario Mínimo Interprofesional está a 8,27 euros la hora (comparando el cómputo utilizado por ese periodo de tiempo, en lugar del global mensual con la jornada completa). Para ganar 1.200 euros tendría que echar 10 horas diarias y seis días a la semana.

No faltan alusiones a que los inspectores tendrían que actuar de oficio, o a instancias de la ministra de Trabajo, sobre todo, porque no resulta una práctica excepcional. «En mi ciudad hay bares que ponen una oferta semanal, ni la semana les duran, por algo será», asegura otro lector.