«El dueño no sé qué te dirá, pero te sobra prejuicio y te falta diccionario», expresa el adalid de las ofertas abusivas en el sector de la hostelería en una publicación que ya cuenta por miles sus reacciones y reproducciones en pocas horas.
Este notable cabreo viene provocado por la crítica de un cliente que se centra en la forma de vestir de los empleados que atendieron su mesa durante su estancia en un bar de Lérida. «De paso por allí tuve la oportunidad de cenar en este restaurante», explica, eso sí, con diferentes faltas de ortografía.
«Me gustó la decoración, la cena muy buena, los platos bien presentados, hasta ahora muy bien, lo peor es el personal y cómo se viste», continúa -insisto-, con más imprecisiones y fallos a la hora de escribir este mensaje.
Prosigue su crítica aludiendo a que una camarera llevaba un piercing en la nariz, otros portaban tatuajes y algunos de ellos con zapatos de deportes «que parecía que se iban a entrenar». «Esta es mi opinión del lugar, ¿qué me dirá el dueño?, finaliza.
Además de la indignación de @soycamarero, la gran mayoría de sus seguidores han acentuado el cabreo general con este cliente al entender que una valoración del servicio no puede corresponder a su vestimenta sino a su propio trabajo. «Aún queda mucho que cambiar en la mente», explica uno de ellos.
«¿Soy el único que piensa que en según qué restaurantes o bares debería de haber un código de vestimenta? No se, cuando estaba currando en un cinco estrellas tenia código de vestimenta acorde al lujo que se vendía», se cuestiona otro 'follower'.
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