Puig se convierte en el sexto secretario general del PSPV con el 61% de los votos
El sector lermista vuelve a Blanquerías con el apoyo de Císcar, la exministra Pajín y Francesc Romeu, que se perfila como portavoz de la ejecutiva
El nuevo secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, ha afirmado hoy, tras imponerse a Jorge Alarte por 142 votos de diferencia, que ésta es una victoria conjunta del socialismo valenciano y ha animado al conjunto del partido a liderar «una transformación» en la sociedad.
Puig ha sido elegido nuevo líder del PSPV-PSOE, el sexto en la historia de este partido, con el respaldo del 61,14 por ciento de los delegados que participan en el duodécimo congreso autonómico. El también diputado nacional y alcalde de Morella (Castellón) ha recibido 321 apoyos para liderar un partido que lleva 17 años seguidos en la oposición, mientras que el otro candidato, el secretario general saliente, Jorge Alarte, ha sumado 179 sufragios (el 34,09 por ciento) y ha habido 24 en blanco (5,47) y uno nulo.
Finalmente solo han sido Jorge Alarte y Ximo Puig, como en 2008, los aspirantes a liderar el PSPV. Tras la recogida de avales que terminó a las tres de la madrugada, el alcalde de Morella y el directivo de Renfe Francesc Romeu hicieron oficial el pacto que venían ultimando en las últimas horas, para conformar una amplia mayoría respaldada por los afines a Leire Pajín y al histórico Cipriano Ciscar. Manuel Mata, por su parte, se ha quedado al margen y se postula para las primarias de 2014.
El ya exsecretario general del PSPV, Jorge Alarte, defendió ayer su intento de seguir al frente del partido al intentar hacer partícipe de su gestión a toda la militancia. Durante la lectura de su informe —en el que pasó de puntillas por su gestión y apuntó a la crisis y las decisiones de Ferraz como principal causa de las derrotas y la pérdida de militantes—, Alarte reiteró en varias ocasiones que «la responsabilidad es de todos».
Mientras el resto de aspirantes llegaban a la inauguración del cónclave —que se celebra en el Paraninfo de la Universidad de Alicante (UA)— con un pacto casi cerrado, Alarte pedía tiempo a los delegados y defendía que «los cambios políticos requieren persistencia». Antes había echado las culpas de la fuga de militantes a la crisis, y de la desafección de los afiliados a la estructura provincial «que decidió el congreso federal de 2008». Como único éxito, se limitó a argumentar que el discurso de la corrupción —con mención especial a Ángel Luna—, sin eco en las urnas, había culminado con la dimisión de Francisco Camps por el «caso de los trajes», del que salió absuelto.
El discurso del secretario general, en cualquier caso, no pareció convencer a los delegados, visto el elevado número de peticiones de palabra una vez concluido el informe. Hablaron hasta 51 delegados, para censurar los resultados electorales, la pérdida de afiliados o la elevada deuda del PSPV. De hecho, la recogida de avales, que debía terminar a las 23 horas, se prorrogó hasta las dos de la madrugada.
«Mea culpa» de Valenciano
Antes que Alarte tomó la palabra la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, quien esgrimió los resultados electorales en Asturias y Andalucía para pedir al PSPV un congreso «distinto» que sirva como «punto de inflexión definitivo».
Las llamadas a la unidad y a la responsabilidad por encima de los personalismos fueron una constante en el discurso de Valenciano, que pretende evitar a toda costa la fractura del PSPV. La «número dos» de Rubalcaba, asimismo, admitió que Ferraz «podría haber hecho más» por ayudar a los socialistas valencianos, en una velada alusión a Zapatero, y se comprometió a invertir la situación.
Mientras, el auténtico congreso se libraba en los pasillos y el jardín del Paraninfo de la UA. Tras pactar la constitución de la mesa del congreso con una afín a Romeu —la portavoz municipal en Algemesí, Marta Trenzano— como presidenta, lermistas y pajinistas trabajaron hasta sumar al directivo de Renfe a su acuerdo y aislar definitivamente a un Alarte empeñado en repetir candidatura.
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