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Una vuelta más al «caso Maeso»

Una vuelta más al «caso Maeso»

El Tribunal Supremo revisará mañana el llamado «caso Maeso». El anestesista fue condenado en 2007 a un total 1.933 años de prisión por contagiar la hepatitis C a 275 pacientes y desde el 22 de junio de 2007 cumple su pena en la cárcel de Aranjuez.

Maeso se vuelve a enfrentar así a la justicia, aunque no habrá vista, sólo deliberación y fallo, por lo que ninguna de las partes podrá exponer sus arumentos, ni presentar nuevas pruebas, tal y como avanzó ABC el pasado mes de enero.

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia consideró probado en mayo de 2007 que Maeso usaba para sí los fármacos anestésicos antes de emplearlos con los pacientes y fijó un total de 20.374.065 euros en indemnizaciones para los perjudicados, con responsabilidad civil directa de las compañías aseguradoras y subsidiarias de Urotecno, Casa de Salud y la Conselleria de Sanidad.

Tras dieciocho meses de juicio, la sala concluyó que Maeso, entonces jefe de Anestesiología y Reanimación del Hospital Maternal La Fe, era el responsable del contagio masivo de hepatitis C entre 1987 y 1998 en La Fe, la Casa de la Salud, la Quirón y El Consuelo.

El tribunal tardó dos meses en hacer pública la sentencia. Le condenó a 1.933 años de prisión por 275 delitos de lesiones y cuatro homicidios imprudentes -cuatro pacientes murieron como consecuencia del virus- por considerar probado que el facultativo se inyectaba parte de los anestésicos a los que era adicto con el mismo instrumental con el que sedaba a sus pacientes. Por ello, le impuso indemnizaciones que oscilaron entre los 49.065 euros para la viuda e hijos de una víctima, 150.000 a los herederos de cada uno de cuatro afectados fallecidos y cantidades globales de 60.000, 75.000, 90.000 y 120.000 para determinados grupos de víctimas, en función de si sufren una hepatitis leve asintomática o con sintomatología, moderada o grave.

Según la Audiencia, «de ninguna otra manera se explica que pudiera contaminar con restos de sangre suya el material anestésico y transmitir el virus a un número tan elevado de personas en un periodo tan prolongado de tiempo».

Como se recordará, muchos pacientes contrajeron la enfermedad tras pasar por el quirófano y el único nexo entre ellos era el anestesista, además todos, incluido Maeso, tenían el mismo genotipo del virus (1a) y los contagios dejaron de producirse «después del cese de actividad del acusado».

El primer caso fue una niña

El primer contagio que la sala atribuyó a Maeso se remonta al 15 de diciembre de 1988, a una niña de cinco años, y el último al 27 de enero de 1998, a una paciente de 51 años que había sufrido una rotura de cadera y que fue intervenida en la Casa de la Salud.

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