Lo que el viento se llevó

Más de 500 años después hay gente que quiere tirar su estatua al mar. Lo quieren hacer después una corriente generada por el brutal e inhumano asesinato de un hombre afroaméricano a manos de un policía en Minneapolis , ciudad que, para empezar, casi nadie de los que ahora no quieren estatuas serían capaces de situar en un mapa.

Unir ambas cuestiones es un despropósito. Sacar de su época acontecimientos pasados para juzgarlos hoy, también. Observar como plataformas de éxito retiran una película como «Lo que el viento se llevó» , que por cierto, nunca fui capaz de verla entera, no conduce a ningún sitio lógico.

Pero quizá el mayor de los errores que se pretende cometer en estos días y con estos actos es el intento de borrar la historia. Porque siempre debemos tenerla muy presente, para reforzar lo que se pudo hacer bien , y para tener como ejemplo presente lo que se hizo mal y no volver a cometer los mismos errores. La historia está para aprender, pero sobre todo para conocerla. Como que Churchill fue un héroe contra los nazis aunque sus estatua también haya ido por el aire. Sólo espero como buen aficionado al baloncesto que en esta moda a nadie se le ocurra tirar la estatua de Michael Jordan en el United Center de Chicago, más que nada por que es el mejor jugador que jamás vi en una cancha de baloncesto, y porque yo al menos, nunca me fijé en su color de piel. Sólo disfruté viendo al mejor, el resto, me da igual.