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Historia

La riada del 14 de octubre de 1957 que asoló Valencia: una catástrofe que hoy no podría volver a repetirse

El desvío del cauce y la presa de Loriguilla evitarían una avenida como la que arrasó la ciudad y dejó 81 muertos

Imagen de los efectos de la riada de 1957 en Valencia ARCHIVO ABC

ABC

Este domingo se cumplen 61 años de la devastadora riada que, el 14 de octubre de 1957, provocó 81 muertos y daños materiales multimillonarios en Valencia. Una efeméride que coincide en el tiempo con la catástrofe de Mallorca pero que, en el caso del Turia, no podría volverse a repetirse. Así lo concluye un estudio elaborado por Investigadores de la Universitat Politècnica de València , pertenecientes al Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente.

Según detalla la investigación , la construcción del nuevo cauce del Turia y la finalización del embalse de Loriguilla «permitiría almacenar todo el volumen de agua proveniente desde aguas arriba, en el caso de la primera onda». Así se evitaría «que se reprodujera un suceso de tales dimensiones, a pesar del incremento de superficie urbanizada en las partes media y baja de la cuenca».

La riada cambió para siempre la fisonomía de Valencia . Así, el antiguo cauce -donde se desencadenó la catástrofe que asoló la ciudad- se convirtió con el paso de las décadas en el principal jardín urbano de España .

El documento, que se elaboró hace dos años, recuerda que aquel trágico episodio de la historia de Valencia comenzó un 11 de octubre . Aunque ese día y el siguiente no fueron de gran intensidad, «sí que contribuyeron a aumentar la escorrentía, dejando el terreno prácticamente saturado». Así, fue la tarde del día 13 cuando se desencadena el régimen tormentoso que se prolonga hasta la noche.

Imagen de los efectos de la riada de 1957 en Valencia ARCHIVO ABC

En el estudio, se destaca además la importancia de la estructura espacio-temporal de la precipitación de los días 13 y 14, así como el desplazamiento noreste del epicentro de la tormenta, que provocó que las aportaciones de los afluentes al cauce principal fuesen acumulándose. «Todo esto provoca que el cauce se desbordara a su llegada a la ciudad al no poder desaguar tal cantidad de agua», según explico la investigadora Cristina Puertes .

Esta avenida extraordinaria se produjo como consecuencia de lo que se conoce como un «proceso convectivo de mesoescala» que afectó fuertemente a la cuenca media y baja del río Turia, con precipitaciones superiores a los 100 mm en 24 horas. Éstas causaron una primera onda de crecida que llegaba a Valencia a las cuatro de la mañana del día 14 con un caudal máximo de 2.700 metros cúbicos por segundo, y una segunda onda de crecida que llegaba a las dos y media con un caudal máximo de 3.700 m3/s. Estos dos desbordamientos dejaron la ciudad sumida en la catástrofe, con 81 víctimas, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales.

Imagen actual del antiguo cauce del Turia ROBER SOLSONA

Sin embargo, Cristina Puertes asegura que actualmente no tendría lugar este suceso ya que las medidas adoptadas permitirían que la mayor parte del volumen transportado por la primera onda «se almacenase en el embalse de Loriguilla», mientras que la segunda onda de crecida llegaría al «Nuevo Cauce del Turia, que dispone de una capacidad de evacuación de 5.000 metros cúbicos por segundo».

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