Coronavirus
El pintor al que el confinamiento enseñó a mirar por la ventana: «Las luces encendidas son esperanza»
El valenciano Luis Lonjedo se reinventa retratando a un barrio en confinamiento con técnicas con las que nunca se había atrevido a trabajar
En directo | Última hora del coronavirus y el estado de alarma en la Comunidad Valenciana
Las telas no han dejado de pasar por el único bastidor que Luis Lonjedo tiene en su casa. Desde que se decretó el estado de alarma y ante la imposibilidad de desplazarse a su estudio, este pintor valenciano marcó dos puntos de trabajo en su piso del centro de la capital del Turia tras hacerse a si mismo una pregunta: «¿Y si pinto lo que estoy viendo por la ventana?» .
La respuesta la ha ido encontrando a lo largo de este mes y medio en once pequeños lienzos -de apenas 46x35 centímetros-, que retratan su visión del mundo confinado y con los que ha roto tanto con las técnicas como las temáticas con las que trabajaba.
Dos ventanales convertidos en miradores . Uno ofrece una vista general de Conde Salvatierra, una de las vías más céntricas de Valencia. El otro da a «un patio de manzana que yo creo que es el más grande del mundo», en el que confluyen varias calles.
«No se acaba nunca. Siempre salen motivos, detalles nuevos y todos tienen algo especial que los une. E stoy aprendiendo a mirar », explica Lonjedo a ABC.
Su trabajo es de sobra conocido. Ha retratado a los jugadores que han pasado por el Valencia CF con motivo del centenario del club, ofreció su versión del Mercado Central de la ciudad e incluso pintó a Marc Márquez en directo, subido en su moto.
Pero sin duda su obra más viral ha sido el mural de «El beso» que uno se encuentra paseando por la calle Moret, en pleno centro histórico de la capital, y que parte de una fotografia que un alumno suyo -fue profesor durante 20 años en el Colegio El Pilar- realizó a una pareja anónima en el metro de Londres.
Un retrato de la noche
Ahora, encerrado en casa con su mujer y sus dos hijos, el pintor se ha visto obligado a reinventarse, algo que cree que «te enriquece y te mantiene vivo». La idea surgió del encargo que le realizó un amigo suyo para que compusiera un retrato pequeño a partir de una foto tomada en una cafetería por la noche.
«Siempre he querido pintar la noche pero nunca me he atrevido», comenta Lonjedo, «no estamos acostumbrados a reflejarla y a observarla». «Lo que veía a través de la ventana me seducía. Las luces encendidas para mí son un símbolo de esperanza» , señala.
Por ello, decidió recoger en el proceso pictórico esa búsqueda de la luz «en unos momentos complicados e inciertos para todos». El procedimiento arranca con un lienzo en negro a través del cual va trazando el dibujo con un lapiz blanco, tal y como hacían las religiones orientales.
«Tiene su dificultad, pero no es más que invertir el proceso . Si para el día utilizamos un lienzo blanco y tapamos la luz, aquí hacemos lo contrario». Una manera de trabajar «muy lenta», porque la pintura «no coge bien ni es luminosa», pero capa tras capa va «saliendo luz y al final empieza a funcionar».
Cada día comparte sus creaciones en Instagram y está «muy contento» por el recibimiento que ha tenido. «Hago muchas figuras y ahora las he anulado, salvo en un cuadro que pinté a una chica tendiendo la ropa», cuenta el pintor, «lo curioso es que el marido de la mujer se ha puesto en contacto conmigo porque quiere regalarle el cuadro». «Que te valoren siempre te motiva» , relata emocionado.
Mientras prepara el cuadro número doce de la colección piensa ya en nuevos proyectos. Busca un espacio -fuera del circuito de galerías de arte- en el que exponerlos todos cuando sea posible y retomará su expansión en el mercado asiático, frustada por el inicio de la pandemia. «Me apetece hacer uno grande y pintar cielos rojizos por la puesta del sol que desde mi ventana no veo », confiesa Luis Lonjedo, con la esperanza de que su deseo se cumpla más pronto que tarde.
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