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Pilar Lloret - A por ganancias

2022: el año en el que el ahorro no debe ser motivo para perder el sueño

«La mayoría de inversores es consciente del riesgo de volatibilidad, pero mucha gente aún no contempla el riesgo de crédito en la renta fija o el riesgo de liquidez de algunas inversiones como la inmobiliaria»

Viviendas adosadas en Torrevieja JUAN CARLOS SOLER

2021 ha sido un buen año en lo económico y ha permitido que, para la mayoría de los sectores y actividades empresariales, la pandemia se haya convertido en una pequeña piedra en el camino que se espera rebasar por completo en 2022. El conjunto de las compañías -constructoras, infraestructuras, tecnológicas, financieras, de distribución, etc.- han superado en su valoración los niveles previos al Covid-19 e incluso marcado máximos históricos.

Cabe preguntarse si es este un comportamiento lógico y lo cierto es que sí, sobre todo si tenemos en cuenta que la aceleración del crecimiento en las compañías durante 2021 ha sido tanto o mayor que la virulencia de la pandemia. Si pensamos en términos de inversión, la referencia a la hora de invertir debería ser la creación de valor y, este año la mayor parte de las compañías han conseguido beneficios récord, salvo excepciones de compañías ligadas a la movilidad o que ya partían con problemas financieros previos.

A pesar de las incertidumbres a las que nos hemos enfrentado a lo largo del año, referentes principalmente a cuellos de botella en cadenas de suministro y el incesante alza de los precios de las materias primas, lo cierto es que la recuperación de 2021 ha superado las expectativas que tenían muchos economistas y como respuesta, vamos a cerrar en la mayoría de los índices a nivel mundial con subidas de doble dígito.

Pero, como solemos decir en el sector, siempre hay motivos para que el mercado suba… o también baje. Y es que, aunque los datos macroeconómicos siguen siendo alentadores, mostrando expansión de las principales economías mundiales, no debemos perder de vista que también comienzan a verse síntomas de desaceleración a causa de los problemas de oferta y a la nueva ola Covid, que limita la movilidad en muchas zonas.

Junto a ello, seguimos mirando con cierto recelo las tasas de inflación que ya han provocado que varios países empiecen a aplicar políticas monetarias más restrictivas (Australia, Corea, Reino Unido). En Estados Unidos, la FED comienza a endurecer su discurso, y es más que probable que haya retirada gradual de estímulos y subidas de tipos. Aunque en gran parte este mensaje ya ha sido interiorizado por los inversores, no es suficiente para evitar que los mercados corrijan en el corto plazo si se diese un repunte dinámico de los tipos de interés . Es posible, también, que las restricciones impuestas por los países ante Ómicron contribuyan a frenar la demanda y a enfriar la economía de modo que comencemos a ver el descanso de los precios.

Atendiendo con realismo a lo que está sucediendo, no somos capaces de predecir que en el 2022 vaya a despertarse algún cisne negro , ya que, un cisne negro, casi por definición, es aquel evento del cual ni si quiera se baraja su existencia.

Viviendas adosadas en Torrevieja JUAN CARLOS SOLER

Así las cosas, el ahorrador se enfrenta a una situación con muchos matices que le pueden hacer dudar a la hora de trazar su estratega de inversión . Pero el mensaje a transmitir es claro, las carteras no se pueden gestionar en base a la posibilidad de que se produzcan hechos excepcionales o cisnes negros.

Preparar una cartera con una estrategia refugio nos llevaría a no aprovechar las oportunidades que se tienen en activos que se encuentran hoy en día razonablemente baratos y que pueden seguir dándonos un buen dividendo . En el lado contrario, tampoco se debe mantener una cartera que no contemple la posibilidad de que los mercados se vean dañados por una subida de los precios superior a la esperada o por otras cuestiones que aún no tenemos en mente.

Por ello, el consejo para este 2022 que trasladamos a los inversores, es que la mejor forma de proteger sus inversiones frente a factores adversos externos es invertir en carteras que tengan compañías con perspectivas de crecimiento estructural, calidad de su equipo directivo, poco apalancadas financieramente y con capacidad para que los activos de la cartera puedan hacerse líquidos rápidamente. De esta forma, conseguirán mantener una volatilidad por debajo del mercado. Este tipo de carteras permite aguantar bien en los malos momentos sin que tener que renunciar a buenas rentabilidades en los buenos.

Otra tendencia que observamos año tras año es la necesidad de invertir en compañías con propósito, cada vez son más los partícipes que demandan este tipo de inversiones y, para atender sus demandas, somos muchos los expertos que ya reconducimos las inversiones hacia compañías alineadas con los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible , lo cual siempre suele desembocar en una mayor protección ante aquella parte de la volatilidad que depende más de la red del mercado.

Dicho esto, como ahorradores tampoco deberíamos ahorrar o invertir de forma muy distinta a otros años. El ahorro funciona sin necesidad de hacer cosas extravagantes. El hecho de ahorrar no puede ser el motivo de los quebraderos de cabeza de una persona sino precisamente lo contrario. Si cuando una persona se acuesta, no puede dormir porque está invertido en el fondo A o B, o porque cree que está corriendo demasiado riesgo en su cartera, es porque algo no se está haciendo bien.

Por ello, por muy buenas que sean las perspectivas para 2022, hay algunos aspectos básicos que no debemos olvidar: el primero es pensar para qué queremos nuestros ahorros, así como qué plazo nos hemos marcado. El segundo es no invertir en aquellos que desconocemos o que no nos saben explicar bien, o, dicho de otra forma, aquellos activos de los que no sabemos de dónde viene su valor.

El tercer punto, y muy importante, es comprender los riesgos que se corren cuando se invierte en un activo. Es obvio que la mayor parte de los inversores están familiarizados con el riesgo de volatilidad en los mercados de renta variable, pero mucha gente aún no contempla el riesgo de crédito en la renta fija o el riesgo de liquidez de algunas inversiones como la inmobiliaria.

El cuarto es que no debemos seguir las modas e invertir en un activo sólo porque los demás estén poniendo dinero. Y quinto: jamás hay que arriesgar aquello que no tenemos, o sea, apalancarnos o pedir dinero prestado para invertirlo esperando cosechar una rentabilidad mayor; esto que parece descabellado ya ocurrió en 2008 en muchas carteras y acabó muy mal para muchos inversores que terminaron perdiendo todo lo que tenían por ganar uno poco más.

Lo más importante a la hora de invertir es estar cómodo con el nivel de riesgo que se está asumiendo en la cartera, y, desde luego, nunca hay que olvidar que no es lo mismo dejar de ganar que perder.

Pilar Lloret es directora de la gestora NAO SAM

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