El modelo Fabra

¿Qué pensará el actual senador? Tuvo que aguantar lo inaguantable. Lo que le vino de fuera es público, lo que sufrió por las embestidas desde dentro muchas cosas se saben, otras sólo las conoce él y no las ha querido contar. Con Zaplana , Fabra tuvo que aguantar la eterna comparación, Zaplana parecía el brillante, el bueno, el genio. Le dio un vuelco importante a la Comunidad Valenciana pero el impuesto revolucionario que los valencianos pagamos comienza a saberse ahora. Con Camps , más allá de los cuatro trajes, la medición era con los “fastos” de los que la Generalitat, izo durante casi una década su día a día. Camps montaba la F1, construía la CAC y puso a navegar los veleros más sofisticados en el puerto de Valencia. Llegó Fabra y todo eso se esfumó . Poca visión, apuntaban algunos iluminados desde las oficinas de la calle Quart. Siete años después juzguen ustedes mismos.

Alberto Fabra gobernó a su manera, marcado por las circunstancias económicas del momento pero lo hizo con honestidad. Los suyos le dieron “cera” desde que llegó por perseguir la corrupción con especial celo, se creó muchos enemigos, pero hizo aquello en lo que creyó. Llevó a negro RTVV por que no había dinero sabiendo que la decisión le costaría el puesto, cerró todos los grifos, por que el pozo estaba seco. Si, hay otra manera de gobernar, con menos glamour, más sufrida y más responsable, pero que gusta menos, fue el modelo Fabra, del que hoy nadie se acuerda, y al que espero algún día, la historia reconozca. Camps, Zaplana y Olivas no fueron el modelo PPCV, fueron sus propios modelos, porque como en un equipo de fútbol, la personalidad y sello del mismo, no lo pone el escudo, lo marca el entrenador.