De Gloria Martínez hasta Macastre y Cristina Llorca: casos que no se pudieron resolver

Con el sospechoso detenido, los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil tratan de esclarecer las circunstancias del crimen.

Los responsables de la investigación trataban de evitar que el de Marta Calvo pasara a engrosar el listado de las desapariciones no resueltas, como la de Gloria Martínez Ruiz , de la que se perdió el rastro la noche del 30 de octubre de 1992 en la localidad alicantina de l'Alfàs del Pi.

Gloria, que estaba internada en una clínica, desapareció cuando tenía diecisiete años. El juzgado de instrucción número 1 de Benidorm decretó en el año 2000 el sobreseimiento de la investigación penal abierta en 1992.

El caso continuó por la vía civil, pero veintisiete años después Gloria Martínez no ha sido hallada. La Guardia Civil no pudo aclarar si la joven murió o sigue con vida. La clínica donde ingresó la chica y la psiquiatra que la asistía indemnizaron a los padres, pero la responsabilidad penal quedó extinguida.

Una de las grandes diferencias de aquel caso con el de Marta Calvo es que en el actual los investigadores si tenían claro quién era el responsable de la desaparición. El rastro de la joven valenciana se perdió en la vivienda de la calle San Juan Bautista de Manuel que había alquilado Jorge Ignacio P. J, el hombre con el que había quedado a través de una web de contactos aquella fatídica noche del 6 de noviembre. La Guardia Civil le ha detenido este miércoles en Carcaixent.

En otros casos, como el de Gloria Martínez , no ha llegado a haber un sospechoso claro. Así, el Instituto Armado tiene otra espina clavada desde aquel 1992: el crimen de Cristina Llorca Pastor . Esta joven, que tenía 22 años, fue hallada muerta en un campo de naranjos de la localidad valenciana de Bétera .

El cadáver presentaba seis puñaladas y un corte en la tráquea. Aunque en el caso de Marta Calvo no se daba por hecho que la joven haya sido asesinada, el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Fulgencio , ya ha advertido de que se manejaban «los peores escenarios» para un caso ante el que auguraba un final «duro», como finalmente ha sucedido.

El crimen de Cristina Llorca quedó sin resolver, al igual que el conocido como caso Macastre , sucedido tres años antes. Las víctimas fueron Francisco Valeriano Flores Sánchez (de catorce años), su novia Rosario Isabel Gayete Muedra y María Pilar Ruiz Barriga (ambas de quince). Corría el año 1989 y los tres adolescentes habían ido a pasar un fin de semana a una zona de montañas de la localidad valenciana de Catadau.

Los cadáveres de los menores fueron hallados en días diferentes (el 19 de enero, el 8 de abril y el 24 de mayo de 1989). Treinta años después, el caso Macastre no se ha resuelto , no hay culpables y no se conocen con certeza las causas de las muertes de los tres jóvenes ni quiénes fueron sus responsables.

Solo la emisión del documental en Netflix sobre el caso de las niñas de Alcàsser y las tres macabras coincidencias entre ambos le devolvió, de forma efímera, al foco mediático de las desapariciones crímenes sin resolver de la historia reciente de la Comunidad Valenciana.