Los tres hermanos de Antonio Anglés , el fugitivo buscado por la Interpol por el triple crimen de las niñas de Alcásser -en paradero desconocido desde hace 28 años-, se sentarán el próximo martes en el banquillo de los acusados de la sección cuarta de la Audiencia de Valencia por unos hechos que se remontan a 2017.
Según relata la acusación pública, el 21 de diciembre de aquel año los procesados abordaron en la casa de uno de ellos, en Massanassa, a un empresario al que habían citado previamente para recriminarle que hubiera robado 500.000 euros guardados en un vehículo de la marca Ferrari.
Cuando la víctima lo negó, uno de los encausados le encañonó con una pistola y le amenazó con clavarle una jeringuilla infectada -según le dijo- «con sida» .
A continuación, los cuatro acusados le propinaron patadas y puñetazos. Consiguieron así doblegar su voluntad para obligarle a acompañarles a una notaría, donde firmó la cesión del 40% de acciones que poseía en una gasolinera de Yecla (Murcia) a favor de uno de ellos, que era copropietario de la empresa.
Días más tarde, el empresario denunció a los hermanos Anglés, así como al cuarto individuo que les acompañaba y la Policía Nacional procedió a detenerlos. En uno de los registros, en casa de uno de los familiares del prófugo, los agentes hallaron 78 gramos de hachís, 19 gramos de heroína y dos dosis de cocaína .
En un principio, la vista estaba señalada para el pasado 9 de junio pero se suspendió tras no alcanzarse un acuerdo de conformidad entre las partes.
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