Cómo explicar el proceso de vacunación a nuestros menores

Nuestros niños y niñas requieren conocer con antelación cómo va a ser el proceso. Esto supone que la Administración –sanitaria y educativa– deben poner sobre la mesa de manera clara y nítida cómo va a desarrollar este operativo que se realiza en los centros escolares . Por muchos motivos, que esto se produzca en un ambiente y espacio que conocen es positivo, puesto que al no salir de un escenario que sí conocen, es más fácil crear climas de confianza en ellos.

Lo siguiente, es que padres, madres y docentes, expliquen cada uno de los pasos, qué va a pasar antes y después de ser vacunados. Y en qué consiste. Son muchas las preguntas que deben tener respuesta: ¿Qué es una vacuna?, ¿Cómo funcionan las vacunas?, ¿qué es el coronavirus ?, ¿por qué es segura la vacuna?, ¿cuándo, dónde y cómo se vacuna? y otras tantas que puedan plantear nuestros pequeños. Debemos ser conscientes de que, para la mayoría de nuestros hijos e hijas, el miedo no lo genera la vacuna, sino la aguja. Y en esa línea debemos actuar.

En este sentido, la información debe transmitirse en un lenguaje adecuado, claro y sencillo, adaptado a la edad. Es muy útil explicar cuántas vacunas ya han recibido desde que nacieron, explicárselo con el libro de vacunación que se convierte en un elemento material y no abstracto, lo que les resulta más fácil de comprender y retener. En esas hojas visualizan y normalizan algo que es parte de su rutina vital , protegerse de enfermedades y de sus efectos.

El proceso de inyección debe explicarse con expresiones positivas, huyendo de las referencias al dolor o a la inyección, que se pueden sustituir por otras expresiones como ‘presión’ o ‘pellizco’, que generen menos miedo entre los menores. En todo momento, se debe mostrar una actitud de escucha activa con ellos, que les permita sentir que son escuchados, atendidos y entendidos. Y que, en consecuencia, reciben información correspondiente a sus requerimientos.

Naturalidad, sosiego y tranquilidad son las sensaciones que deben recibir de los mayores. No es nada excepcional, no es nada que no les haya ocurrido antes, aunque esta sea contra la Covid-19 y se produzca junto al resto de compañeros. Se debe contar todo lo que les dé seguridad, aunque no es necesario sumarle dudas con las propias. Por ejemplo, no es necesario hablar de efectos secundarios, a no ser que pregunten directamente sobre ello, por no generar miedos o incertidumbres sobre posibilidades que no siempre se producen.

No se trata de mentir, sino de que el adulto equilibre la información que le sea útil al niño o niña, sin alimentar las inseguridades de estos.

Los procesos de vacunación son rutinas. Esta es y será una más en el calendario de salud de nuestros niños y niñas. De nosotros depende que los más pequeños lo entiendan. Creemos que sí, ya han dado señales de responsabilidad en estos tiempos de pandemia por encima de la que les corresponde. En muchos casos, por encima de la demostrada por muchos adultos. Nuestros niños y niñas han sido un ejemplo excelente de comportamiento durante los momentos más duros de la pandemia. Los adultos debemos estar a su altura.

Estefanía Alcaraz y Sheila Alcaraz son expertas en Psicología infantil