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Política

Isabel Bonig: «Estamos en el buen camino, pero queda mucho por hacer»

El Partido Popular de la Comunidad Valenciana ha recuperado 259.000 votos en solo un año con su nueva presidenta

La presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig ROBER SOLSONA
David Martínez Jordá

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Si hay una comunidad autónoma donde la recuperación electoral del PP el pasado 26-J resulta especialmente llamativa esa es la Comunidad Valenciana. Los populares valencianos, convertidos en una maquinaria de ganar elecciones perfectamente engrasada tras dos décadas en el poder, se dieron en mayo de 2015 un tremendo batacazo acosados por los casos de corrupción y tras una legislatura en la que los recortes habían monopolizado la acción política, con las cuentas de la Generalitat valenciana en rojo.

Atrás quedaban los tiempos en que el PP valenciano rozaba el millón y medio de votos. En mayo, los populares se hundieron hasta las 658.000 papeletas, y pasaron a la oposición en el Parlamento autonómico, en el Ayuntamiento de Valencia, en sus diez principales ciudades y en la Diputación de Valencia. Solo conservaron las de Alicante y Castellón. El hundimiento provocó la catarsis : Alberto Fabra, que había sustituido a Francisco Camps en 2011 tras su dimisión por el caso «de los trajes», se marchó al Senado, y su secretaria general, Isabel Bonig , tomó las riendas del partido.

Rearmándose en la oposición

Un año después, y a pesar de que un nuevo caso de corrupción (de la etapa anterior) pesa aún sobre sus siglas —la operación Taula, que investiga mordidas a cambio de adjudicaciones y blanqueo de capitales—, el PP valenciano está irreconocible: el 26-J alcanzó los 917.398 sufragios, cerca ya del millón de papeletas de sus mejores tiempos , ha puesto tierra de por medio con «A la valenciana» (Compromís-Podemos-Izquierda Unida) y se ha rearmado en la oposición bajo el liderazgo de Bonig.

«Hay que admitir que nuestra recuperación es tanto mérito del PP como demérito de la izquierda», explica la líder del PPCV. «Hemos pasado el duelo, hemos asumido que estamos en la oposición, y hemos recuperado el alma del PP con una vuelta a los principios y valores que siempre ha defendido nuestro partido», señala. Y enfrente, «el “gobierno del cambio” no ha cumplido nada de lo prometido, está sumido en el desgobierno y se muestra sectario y radical. La gente lo está percibiendo».

La noche electoral, la sede del PPCV era una fiesta . Los sondeos pronosticaban una dura pugna con «A la valenciana» por el primer puesto, que no fue tal: 260.000 votos y diez puntos de ventaja, lo que valió al PP 13 escaños (por los 11 que logró en diciembre), mientras que los de Oltra se quedaban en nueve. «El presidente nos llamó la misma noche para felicitarnos, muy ilusionado», rememora Bonig, que agradece a Génova que se volcara en la campaña. Al final pasó. El PP valenciano ha recuperado 259.000 votos en un año, aporta el 11,6% de las papeletas con el logo del PP en toda España y su crecimiento desde diciembre (79.263) supone casi el 12% del total.

Y no parecía fácil, por dos circunstancias específicas a las que el PP no se enfrentaba en otras regiones. Los casos de corrupción (la operación Taula estalló hace seis meses) «y que aquí nos enfrentábamos a una coalición más amplia, al sumarse Compromís a Unidos Podemos».

Renovación «imparable»

¿Por qué la corrupción no pasó factura al PPCV? «Hemos llevado a cabo una renovación imparable , y la gente lo ha percibido», defiende su presidenta. «Saben que somos inflexibles y que hay tolerancia cero con la corrupción, y además ya se nos castigó en mayo», lamenta. «Pero lo hemos asumido y no insultamos a nadie, como Oltra», dice Bonig. La líder de Compromís arremetió contra los votantes populares por seguir «amparando a presuntos delincuentes» en su análisis del resultado electoral. «Ha habido una utilización excesiva de los casos de corrupción por parte de Compromís», argumenta Bonig, «Oltra no ha entendido aún que ya no está en la oposición».

Con todo, Bonig pide a los suyos que «no caigan en la euforia» y sigan trabajando «con humildad e ilusión».

Una cosa parece clara: Las dudas sobre el liderazgo de Bonig que habían surgido tras el último caso de corrupción (que en enero amenazaba con dinamitar su proyecto) y su gestión han quedado despejadas. La decisión política fue contundente: pedir el acta a los concejales imputados o expulsarlos en caso contrario, aunque ahora se encuentra paralizada a la espera de que el Supremo resuelva sobre Rita Barberá y Génova cierre el expediente informativo abierto. La presidenta regional ha encontrado valedores también entre el sector joven del PP nacional, como los vicesecretarios Casado, Levy y Maroto, que apoyan su contundencia con los concejales e, incluso, con la histórica Barberá, cuya relación con Bonig se ha resentido.

El buen resultado electoral parece legitimar el liderazgo de la presidenta , que quiere presentarse a la reelección en el congreso que el PPCV celebrará después del verano. En el partido dan por hecho que no se presentará ninguna alternativa sólida. Bonig ha sabido movilizar a la militancia y cuenta con el aval de los presidentes provinciales. «Estamos en el buen camino, pero aún queda mucho que hacer», dice. Preguntada por su futuro político, sonríe. «Sí, me presentaré al congreso, y los militantes decidirán».

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