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Política

El día después de las elecciones andaluzas: temor en el PSPV y oxígeno para PP y Ciudadanos

Los socialistas dan prácticamente por descartado un adelanto electoral y ven con preocupación el bloque de derechas

Ximo Puig,, este lunes, junto al embajador británico Simon Manley en el Palau EFE

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Reflexión y temor son las dos palabras que verbalizan la mayoría de cargos del PSPV tras los resultados de las elecciones en Andalucía. Aunque todos coinciden en que la situación no es extrapolable a la Comunidad Valenciana, sí admiten que deja varios avisos y que condiciona la estrategia .

La lectura que parece más clara es que el adelanto electoral con el que coqueteaba el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, prácticamente se desvanece . Aunque hay quien considera que el efecto de los comicios andaluces podría precisamente potenciar una movilización de la izquierda por la sorprendente irrupción de Vox, se considera que es un riesgo tratar de singularizar el discurso valenciano de esta manera.

La baja participación siempre ha preocupado, lo que unido a que la marca nacional no cuenta con el tirón que muchos esperaban haya volcado la tendencia a no convocar elecciones. El movimiento se vuelve todavía más arriesgado cuando Puig se convierte ahora en referente de poder territorial , manteniendo una de las autonomías clave para el PSOE y cuya misión de retenerla se torna si cabe más importante.

Los socialistas valencianos también se muestran inquietos en parte la tendencia que dibuja el resultado de las andaluzas. En su opinión, el voto por bloques de izquierda y derecha revuelve el escenario parlamentario. Cuando hace dos días nadie daba por hecho que Vox pudiera obtener representación en las Cortes Valencianas , la posibilidad ya empieza a vislumbrarse. Hay quien, incluso, se afana ahora en recordar la advertencia de que para bajar la barrera electoral al 3% -algo que finalmente no ha salido adelante- no había que pensar sólo en Esquerra Unida.

Un tripartito de PP, Ciudadanos y Vox ya no resulta tan descabellado en la cabeza del PSPV y, especialmente, les intranquiliza Valencia ciudad , donde en las pasadas elecciones la izquierda consiguió gobernar con un solo concejal más y donde consideran que la formación de derecha radical puede llegar a cosechar buenos resultados con el discurso anticatalanista.

Además, la confluencia de Podemos e Izquierda Unida no ha funcionado todo lo bien que se vendía, algo que sí puede repetirse en la Comunidad.

En cuanto a los populares y al partido naranja, las andaluzas parecen darles cierto oxígeno. «Nos puede ir mal o nos puede ir muy mal», reflexionaban la pasada semana cargos del PP valenciano cuando se les preguntaba por un vaticinio. La pérdida en votos y en escaños no ha sido tan dramática finalmente y, al igual que al PSPV, les afecta en la estrategia interna. En este caso, condicionará el cartel para el Ayuntamiento de Valencia. En un caso límite, Pablo Casado se veía obligado a sacar la artillería pesada, como podía ser el portavoz popular en el Parlamento Europeo Esteban González Pons. En la actual situación, muchos interpretan que la apuesta por la exconsellera María José Catalá coge fuerza (y más todavía al haber quedado en buena posición en la encuesta lanzada por el partido).

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