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Cabedo se aparta del caso Gürtel y despolitiza una eventual imputación de Camps y Costa

Cabedo se aparta del caso Gürtel y despolitiza una eventual imputación de Camps y Costa

ISABEL RODRÍGUEZ DE LA TORRE

VALENCIA. No habrá duelo entre Ricard Cabedo y Juan Luis de la Rúa. El primero, fiscal superior de la Comunidad Valenciana, no intervendrá en el «caso Gürtel» cuando éste llegue al Tribunal Superior de Justicia. Según fuentes de la Fiscalía General del Estado, la investigación por la presunta trama de corrupción dirigida por Francisco Correa, en la que el juez Baltasar Garzón implica al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y al secretario general del PPCV y diputado autonómico, Ricardo Costa, será asumida por la Fiscalía Anticorrupción desde Madrid.

El decreto ya está firmado.Cándido Conde Pumpido delega en Anticorrupción que, a su vez, contará con la asistencia directa de Jesús Carrasco, delegado de esta sección especializada en Valencia.

Al margen de las razones de organización interna que pudiera explicar esta estrategia, la decisión de Conde Pumpido tiene una doble lectura política. Apartando a Cabedo elimina cualquier sospecha de parcialidad, a priori deja al PP sin munición en el debate político e incrementa la presión sobre el presidente del TSJ, Juan Luis de la Rúa, magistrado de corte conservador de quien Camps dijo que era más que un amigo.

Órdago a De la Rúa

Desde su nombramiento, el máximo responsable del Ministerio Público en la Comunidad ha recibido durísimas críticas por parte de destacados dirigentes del PP. No es imparcial, sostienen, porque está casado con una diputada socialista. Colocarle al frente de este caso habría alimentado las invectivas desde las filas populares. En el supuesto de que el TSJ decidiera que hay indicios de delito en el proceder de los aforados, el PP podría haberle situado en el disparadero y habría hecho de su matrimonio con una dirigente del PSPV-PSOE un argumento para deslegitimar la investigación.

Pero la maniobra de Cándido Conde Pumpido tiene mucho de órdago al presidente del TSJ, al que coloca en una situación harto comprometida. Si Cabedo, de cuya imparcialidad duda el PP, se mantiene al margen del caso, ¿por qué no ha de hacerlo el presidente del TSJ de quien Camps ha dicho que es más que un amigo?

En septiembre, el presidente de la Generalitat dijo que habría que buscar una palabra distinta a la de amistad para definir la relación que le une a De la Rúa. Los socialistas creen llegado el momento de que el PP, que ha sido implacable con el juez Garzón, instructor del caso hasta que se inhibió en favor del TSJ, y con Cabedo, pruebe su propia medicina. De la Rúa, dicen, ha de abstenerse. La Ley Orgánica del Poder Judicial, en su artículo 219, regula las causas de abstención y recusación. Y establece que una de ellas es la «amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes».

Amigos que no se conocen

«Lo lamento. No hay comentario ninguno», respondió malhumorado De la Rúa al ser preguntado por este extremo el pasado viernes. Como presidente del TSJ, De la Rúa lo es también la Sala de lo Civil y Penal que habrá de instruir el caso y juzgar a Camps y a Costa si resultaran procesados.

De la Rúa no instruirá la causa. Cuando el TSJ reciba el expediente remitido desde la Audiencia Nacional y se declare competente -también puede devolverlo-, se designará un instructor entre los otros cuatro magistrados que integran la Sala. Analizada la documentación, éste hará una propuesta sobre si procede proseguir la causa y llegar a juicio o archivar. El instructor no decide. Somete su propuesta a votación. De la Rúa también vota.

La última palabra la tiene la Sala, que puede dar carpetazo sin que la Fiscalía llegue a intervenir. De hecho, en los últimos dos casos en los que el TSJ ha tenido que decidir sobre la imputación de aforados la Sala ha archivado sin dar a la Fiscalía la oportunidad de opinar. Los dos tenían como protagonista a Luis Díaz Alperi, ex alcalde de Alicante, del PP.

El Partido Popular se esfuerza en hacer ver que entre Camps y De la Rúa existe una relación cordial basada en sus respectivas responsabilidades institucionales. No hay amistad; «no se conocen», ha llegado a decir el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, quien no desperdició la ocasión para recordar la filiación socialista de la esposa del fiscal superior. «El PP no lo ha sacado a relucir como una enemistad manifiesta de la Fiscalía con Camps», aseveró. González Pons enseñaba los dientes porque presumía que Cabedo iba a hacerse cargo del caso; pero Conde Pumpido iba un paso por delante.

Patata caliente

El caso Gürtel es una patata caliente para De la Rúa. Su segundo mandato expira en junio; fracasados lo intentos para ocupar plaza en el Tribunal Supremo, quiere continuar al frente del TSJ hasta su jubilación. Necesita los votos de los vocales conservadores del CGPJ, los propuestos por el PP; pero no le bastan; su renovación, pues, pasa por no soliviantar a los progresistas. Necesita tres votos de ellos. Es su particular encrucijada.

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