El artefacto

Que Compromís es un artilugio aparentemente compacto, pero desmontable, lo corroboran varias claves. La primera es la propia genética de la coalición, en que se superponen el Bloc e Iniciativa pel Poble Valencià , sobredimensionada por el hiperliderazgo de Oltra; Gent de Compromis intentando, sin éxito, que se reconozca su espacio; y Els Verds, diezmados y, quizá, en tránsito a Podemos.

Unidos por la moqueta, en un conglomerado que reúne el mayor numero de cargos públicos por centímetro cuadrado de militancia, en Compromís asoman intrigas, desconfianzas, fuego amigo e incluso crecientes guerrillas soterradas. Así que su vida en común va a depender de resultados electorales y, sobre todo, de la partida de ajedrez a doble tablero, interno y respecto a los otros socios del Botànic, que juega Mónica Oltra . Que de fusiones por absorción y posterior escisión tiene un máster.

La segunda clave del dispositivo, su fallida gestión. Compromis es, sin duda, un claro ejemplo de la definición de Castelar sobre las coaliciones: pujantes para derribar, pero impotentes para construir. Desaciertos notorios tanto en el Consell como en el Ayuntamiento de Valencia, desoladores datos de ejecución en economía, una errática política educativa declarada ilegal varias veces, salidas por la puerta de atrás de altos cargos relevantes, clamorosos errores en competencias sociales como los centros de menores...

La tercera, son los prejuicios. En particular, la alergia a la iniciativa privada, y la libertad, se trate de educación, sanidad, residencias o proyectos empresariales. Y también, las fobias, sobre todo al PP , que determinan su patente inhabilidad para negociar presupuestos con el Gobierno de España, como sí saben hacer otros nacionalistas.

La cuarta, una hoja de ruta similar, aunque calculadamente encubierta, a la seguida antes en Cataluña que a la vista está no ha conducido a la convivencia sino a la fractura. Las denuncias de cargos públicos de Compromís a comercios por hablar castellano, anticipan que su recién creada Oficina Lingüística va a ser un generador de conflictos.

Y al aparato le afecta, además, una quinta mina explosiva, escondida bajo un manto de silencio. Porque el Bloc ha ido en varias elecciones europeas con CiU , y la Sentencia del Caso Palau cita expresamente como beneficiaria del “tinglado criminal” a la Coalición en la que se han integrado relevantes cargos actuales de Compromís. Y relata que “la facturación realizada por las empresas a esta Coalició per Europa que concurrió a las elecciones europeas de 2009, no respondía a una verdadera prestación de servicios”, con “apuntes al haber contra su cuenta, donaciones, créditos incobrables, salidas a deudores varios y entradas en caja que lo cuadran todo”.

¿No tiene nada que decir el Bloc-Compromís de su participación en una coalición cuya financiación ilegal ha sido declarada por Sentencia penal? Porque el número 5 de esa candidatura en 2009, fue Enric Nomdedéu . Y antes, otros, como el mismo Enric Morera . Aplicando la tesis ‘botánica’, tener relación con personas u organizaciones afectadas por irregularidades, contamina a todos sus miembros, pasados, presentes o futuros. Pero el rigor que exigen a otros, no se lo aplican, y este es el momento en que no han dado, siquiera, una explicación.

Recelos, fracasos, incoherencias, decepciones, discordancia entre lo que decían y lo que hacen, conflictos internos... Poca gestión y mucha indigestión . Un artefacto. ¿Se mantendrá intacto en su configuración actual o sufrirá alguna mutación? Permanezcan atentos, en este ultimo año de legislatura, a próximas detonaciones.

(*) Doctora en Derecho

Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración

Diputada autonómica PPCV

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