El Arenal Sound, un festival en el que cabe todo

En esta edición, la música fue el refugio perfecto contra un calor que lo empapó todo durante casi una semana. El cartel, ecléctico y variado, era el reclamo ideal para que un público de lo más variopinto poblase cada centímetro cuadrado del recinto en busca de aquello que había ido a buscar. Por un lado, a los platos se pusieron algunos de los pinchadiscos y productores más ilustres del momento: desde Martin Garrix hasta Fedde Le Grand o Sam Felt hicieron saltar y bailar a miles de jóvenes entregados a su técnica electrónica.

También hubo guiños a los 'sounders' más curtidos en festivales. Iván Ferreiro, ya un veterano en Burriana , congregó a las masas el sábado por la noche antes de que Amaral terminase de romper la brecha generacional y uniese a voz en grito a decenas de miles de amantes de su música, desde los adolescentes que pisan sus primeros escenarios hasta aquellos que siguen su carrera desde su nacimiento en los años 90.

Porque, un año más, el Arenal Sound se ha destapado como un festival en el que cabe todo. El trap de C Tangana , el reggae de Morodo y las rimas de Kase.O se entremezclaban con el sonido indie de Lori Meyers, Miss Cafeína, La Habitación Roja o León Benavente y otros muchos músicos creando un entorno heterogéneo y divertido, con buen ambiente y una personalidad 'sounder' propia que se respira desde hace algunos años.

Los eternos Despistaos caldearon el ambiente en el momento álgido del festival, el atardecer del sábado, con algunos de sus himnos históricos, pegamento entre las distintas generaciones que poblaban el Arenal Sound. El final de su concierto daba pie a una de las noches más intensas de las que se recuerdan a lo largo de las ocho ediciones de un festival que se encamina hacia su primera década de vida con una progresión de crecimiento que no cesa y unos escenarios en los que cada amante de la música puede encontrarse a sí mismo.