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Vicente Vera - Tribuna

Abuelito, dime tú

«Me preocupa el ruido que puede generar el discurso satánico del nacionalismo en las decisiones empresariales y en los movimientos de la prima de riesgo»

Heidi (Janet Yellen) y la Señorita Rottenmeier (Trump)

A Janet Yellen

Acaba el verano y de repente nos asaltan los miedos de la cuartilla en blanco. En realidad han pasado muchas cosas durante este largo y caluroso estío. Intentaré poner un poco de orden mental y neuronal para ser capaz de transmitir algunas reflexiones, como casi siempre en mi caso, vinculadas con la economía y la sociedad compleja en la que estamos inmersos. No voy a hablar de islamofobia ni de terrorismo, esa lacra que nos tiene atrapados y ciertamente desesperados. Tampoco quiero caer en el torbellino y bullicioso amén de inconstitucional proceso soberanista catalán . Otros serán los que se ocupen de este complicado entramado y enredado nacionalismo caduco y arcaico . Cualquier lector sabe perfectamente que hoy no cabe poner puertas al campo. Hoy, Internet y redes sociales mediante, somos internacionalistas, mundialistas, como lo quieran llamar . Lo que sí me preocupa es el ruido que puede generar este satánico discurso en las decisiones empresariales y en los movimientos de la prima de riesgo. Los mercados financieros son como el ojo del Gran Hermano que aprendimos leyendo a George Orwell .

Algo de lo que sí quiero hablar es un asunto relacionado con la economía monetaria y su repercusión en los EEUU y Europa . Durante los pasados días de agosto observé una fotografía muy idílica que apareció insertada en los medios de comunicación nacionales y extranjeros. Me llamó la atención ver en esa instantánea a la señora Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EEUU , muy bien acompañada por el excelso jefe del BCE Mario Draghi y, como no hay dos sin tres, no quiero marginar al tercer acompañante, el ilustre gobernador del Banco de Japón Haruhiko Kuroda . Es decir, tres pesos pesados de la economía mundial tan felices tomándose una infusión o un té en un coffe-break programado en la reunión anual celebrada en ese paraje absolutamente idílico en Jackson Hole , un encantador paraje montañoso en el Estado de Wyoming. Y todo ese despliegue para hablar de política monetaria y financiera. Imagino que de esos temas tan serios y farragosos hablarían en las sesiones de conferencias durante los dos días de concentración. De modo que en ese aparte que hicieron estos viejos amigos supongo que conversarían sobre asuntos más triviales, quizá del buen clima que estaban disfrutando durante ese paseo tan distendido y relajado. No creo que hablasen sobre lo divino y lo humano de la economía capitalista. O se preguntaran: “Bien Janet, ¿qué hacemos? ¿Subimos o no subimos los tipos de interés a corto plazo o lo dejamos para el año que viene?“ A lo que contestaría Yellen: “déjame que me lo piense y disfrutemos ahora de este mágico momento gozando de este maravilloso entorno de montañas y frondosos bosques”. A lo que el banquero japonés mascullaba con la boca pequeña: “No fastidiarme mi recuperación ahora que salimos de la deflación después de diez largos años”. Como quiera que sea, la reunión marchó con toda corrección y los resultados los podremos conocer a partir de las próximas semanas. Lo que también me causó esta imagen tan familiar de las tres personas más poderosas de la economía planetaria dando un paseo tan humano y tan cercano a cualquiera de nosotros fue el estímulo de mi memoria televisiva. Me hizo remontarme a los primeros años ochenta del pasado siglo. ¿Se acuerdan de aquella mítica serie de TVE en La1, que tanto hizo llorar de pena a los niños y niñas que hoy tendrán la friolera de cuarenta tacos?

Les recomiendo que busquen esta irrepetible foto en internet o en las hemerotecas de su ciudad o pueblo. Comprobarán que efectivamente y haciendo un viaje al futuro mi mente empezó a desarrollar una película convirtiendo a Janet Yellen en la sensible y cariñosa Heidi del cuento y, como no podría ser de otra manera, se produjo un fenómeno de transformación misteriosa que no podía creer: Janet Yellen convertida en Heidi y sufriendo un tremendo rapapolvo del personaje desdoblado: Srta. Rottenmeier/ Donald Trump.

Es increíble la capacidad de ilusionismo de la mente al ver danzar a todos estos personajes y personajillos intentando amedrentar y asustar a la preciosa niña de sonrosados mofletes y dulce sonrisa pero muy inteligente y sabia, con personalidad y sabiendo lo que dice y quiere. No soportaba las arengas de Rottenmeier /Trump, increpándole con acritud acerca de lo que según él/ella necesitaba la economía estadounidense para relanzar el crecimiento económico y volver a recuperar la senda del “ America first ” (América lo primero). Heidi/Yellen estaba más tranquila ahora, sabía que su mandato finaliza en 2018 y tenía pocas dudas de renovar su mandato por otros cuatro años. Al demostrar ser y haber sido una niña/mujer fuerte, pudo superar este desagradable trance psicomonetario y todo volvió a la normalidad. Los sueños, la memoria y yo. Lo raro es que no apareciera el personaje del abuelito de Heidi , supongo que ya no tendría ganas de monsergas y permaneció impasible en los Alpes suizos .

En realidad entramos, ahora ya en la realidad más cotidiana, en una fase llena de incertidumbres. Por un lado no está nada claro si realmente van a relajarse los mecanismos de adquisición de deuda por el BCE . Se argumenta que se podrían reducir a la mitad, es decir, pasar de un volumen de 60.000 millones de euros a 30.000 millones cada mes . Y además, la revisión de los tipos de interés en USA y la reelección de Janet Yellen como presidenta de la Reserva Federal. Algunas incógnitas que pueden complicar la tendencia en el ritmo de crecimiento económico mundial y en la ralentización de las exportaciones. Variable esta última, fundamental para consolidar los pasos hacia la salida de la crisis y volver a tasas de actividad y empleo anteriores a 2007. Éste habría de ser el objetivo estratégico del Gobierno si todo permanece constante, lo cual me parece una tarea diría que ardua dada la cada vez más inestable coyuntura política interna .

Entramos ya en la última fase y les quería aconsejar que procuren hacerse con el último trabajo discográfico publicado por el León de Belfast Van Morrison: “Roll with the punches ”, algo así como sacar fuerzas de flaqueza para adaptarnos a los inminentes cambios que el devenir histórico nos impone.

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