El 15 por ciento de los yihadistas 'exportados' a Daesh eran mujeres
El rol femenino muta en buena medida de víctima a protagonista en las tramas terroristas
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Madrid
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Iniciar sesiónLa perspectiva de género, imprescindible, llega a todos los ámbitos de la vida, incluido el del terrorismo. Las ideas preconcebidas según las cuáles la mujer es solo víctima del machismo que impera en estas organizaciones cae por su propio peso a la luz de los ... datos. No es que se incorporen a estos grupos criminales por simple sumisión, o al menos no todas lo hacen por eso; es que cada vez más desempeñan roles protagonistas en el ámbito de la autoría, la propaganda y la logística.
Los datos de la ONU son ilustrativos: el 15 por ciento de los integrantes de las redes terroristas son mujeres. Cabría especular sobre si esa es solo una tendencia global, sin que haya datos que la asienten sobre terreno español. No es el caso: el mismo 15 por ciento de las 250 personas que se incorporaron a las filas de Estado Islámico desde España eran del género femenino, según datos recopilados por el Real Instituto Elcano.
Este 'think tank' ha organizado esta semana en la Fundación Ortega-Marañón la mesa redonda 'Género, extremismo violento y terrorismo', en la que se puso el acento sobre la necesidad de incluir esa perspectiva para ser más eficaces en la lucha contra este tipo de criminalidad.
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Más allá de perspectivas de cada uno, la conclusión, a la luz de los datos, es evidente: en materia antiterrorista -en especial yihadista, que es la más estudiada ahora- la mujer ya no puede ser vista solo como una víctima de estos grupos, o en su función solo de madre sumisa y de 'descanso del guerrero', sino que cada vez más tiene un papel protagonista en el ámbito operativo (participar en atentados), logístico (financiación, sobre todo) y de captación y propaganda, en el que sus propios hijos son un 'público cautivo' inmejorable para estas prácticas.
Carola García-Calvo, investigadora principal del Real Instituto Elcano, llama la atención sobre el hecho de que «cada vez la radicalización de las mujeres se produce a una edad más temprana». Pero hay otro elemento muy determinante: «La mayor parte de ellas lo hace en un entorno 'on line', y en mucha menor medida, cara a cara».
Menos reincidencia
Desde el punto de vista estratégico, para luchar contra el terrorismo esa realidad plantea un par de escenarios, en cierta medida contradictorios. Por una parte, la bisoñez de las captadas abre un escenario más fácil a la hora de su rehabilitación. A cambio, su mayor facilidad de acceso al entorno virtual les abre un horizonte hasta hace poco insospechado sobre su capacidad de autoadoctrinamiento, captación y propaganda.
La segunda cara de esta actividad criminal es la de la reinserción. En este ámbito, lo más alentador es que la tasa de reincidencia de los detenidos por terrorismo yihadista, un 7 por ciento, es mucho menor que en delincuentes comunes, de hasta un 19,9 por ciento. Pero si además la modalidad criminal se introduce el factor de género también se llega a conclusiones interesantes: de ese 20 por ciento de reincidencia general, en números redondos, el 95 por ciento son hombres; del 7 por ciento de yihadistas reincidentes, el mismo porcentaje, un 5 por ciento, son mujeres.
Imagen distorsionada
Lo cierto es que la percepción de la mujer dentro de los grupos terroristas las atribuye aún una imagen de víctimas, lo que cada vez se ajusta menos a la realidad. Carmen Verde, jefa del Área Antiterrorista y Valoración de la Amenaza del Centro contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) sostiene que el perfil femenino dentro de las organizaciones terroristas ha evolucionado, de modo que cada vez tienen un mayor papel protagonista, y por tanto una mayor visibilidad que es aprovechada por los grupos criminales incluso como propaganda.
Hasta 2014 no se había detenido a ninguna mujer por yihadismo en España. Desde entonces y hasta 2019, constan una veintena condenadas
En este momento su principal papel está en la captación y adoctrinamiento, con especial importancia en el entorno familiar. En este aspecto ese rol es favorecido por el hecho de que tienen un fácil acceso a las redes sociales y también, mediante el uso de la tecnología, a individuos con un cierto protagonismo dentro de la organización que las manipulan en función de sus intereses. Además, estas mujeres tienen una capacidad de liderazgo importante, en especial con sus iguales, pero también con sus hijos cuya educación es dirigida hacia sus fines.
Los expertos advierten de que del análisis de la casuística de los últimos diez años no se desprende un perfil claro de las mujeres que se incorporan a estas organizaciones. Las hay de 15 y 16 años, pero también de más de 70. En cuanto a los delitos que cometen, como es de esperar prevalece el de autoadoctrinamiento 'on line', pero también hay de integración o pertenencia en organización terrorista, financiación, reclutamiento y distribución de propaganda.
Evolución
Con todo, el papel de las mujeres en las organizaciones yihadistas ha evolucionado de forma muy clara. En verano del 2014 se detuvo a dos cuando intentaban cruzar la frontera hacia Marruecos, donde las esperaban unos pasadores que las llevarían a Siria para incorporarse a las filas de Daesh. Una de ellas era una menor de edad, de 14 años, que quería casarse allí con un yihadista.
Hasta ese momento ninguna mujer había sido detenida en nuestro país por este delito. Desde entonces y hasta el 2019 son una veintena las condenadas. Algunas son retornadas de Siria y otras habían iniciado el viaje a la zona de yihad, pero en algún momento fueron interceptadas. También las hay que permanecieron en zona de conflicto.
El perfil es variado. Constan musulmanas de origen pero también conversas, sin ningún bagaje previo
Las razones del protagonismo femenino en este terrorismo son de simple utilitarismo. Estado Islámico las necesita para sus fines y las moviliza, sobre todo desde 2014. En ese momento, los líderes de la organización hacen un llamamiento explícito a las mujeres para contribuir a la expansión del califato. Unas 500 ó 600 se movilizan en toda Europa y las que operan en primera fila son puestas como ejemplo ante sus compañeros varones como forma de estimularles.
BASE IDEOLÓGICA
Al Zarqaui
En 2004, Abu Musab Al Zarqaui, líder de Al Qaeda, lanzaba un mensaje en estos términos: «¿No hay verdaderos hombres que tenemos que reclutar mujeres? ¿No es vergonzoso para los hijos de mi propia nación que nuestras hermanas tengan que ser llamadas para perpetrar operaciones de martirio, mientras los hombres están preocupados por sus vidas?».
Al-Zawahiri
Cuatro años después, en 2009, Ayman al-Zawahiri añadía: «¡Cuántas hermanas han cometido acciones de martirio en Palestina, Irak y Chechenia y enfadado al enemigo, causando sobre él una gran derrota! Pedimos a Allah que las acepte y nos haga seguirlas por el amor de Dios».
Utilidad
La incorporación de la mujer a Daesh no se debe a un cambio modernizador hacia la igualdad de sexos, sino a su utilización como meras herramientas de lucha. Varias fatwas no solo justifican, sino que apoyan la incorporación de la mujer a la yihad. Por eso cada vez más dan el paso.
Letalidad
Los ataques de mujeres son más letales que los de los hombres, calculándose que causan cuatro veces más bajas en cada acción que ellos; además, el efecto mediático de sus acciones se multiplica mucho, otro de los objetivos principales de los terroristas.
La tipología de la yihadista es variada. Hay mujeres musulmanas de origen, pero también conversas; es decir, mujeres que, sin ningún bagaje en ese sentido, se radicalizan en esa ideología. Si se compara con los hombres, ellas son más jóvenes.
Según los casos que se han dado en España, de media cinco años. En torno al 75 por ciento de las condenadas en España tienen entre 18 y 26 años, y hay un mayor número de conversas que entre los hombres. Otro dato: mientras una cuarta parte de los varones tienen antecedentes penales, en el caso de ellas ninguna los tenía.
Mucho impacto
La reinserción es la otra cara y como se ha visto en el caso de las mujeres es más factible que en el de los varones. «En este terrorismo hay poca reincidencia, pero es de mucho impacto», sostiene Álvaro Vicente, investigador del Real Instituto Elcano, que alerta de que cuando los terroristas repiten cometen actos más letales. Aboga por incorporar la perspectiva de género el tratamiento penitenciario del fenómeno yihadista. «Hay que ajustar los programas, adecuarse a las características y motivaciones de cada individuo y es obvio que las de la población masculina son distintas a las de la femenina».
«Hay un elemento, solo a modo de ejemplo, que es claro: cuando tras cumplir condena las mujeres se incorporan a su medio social son señaladas por haber puesto en peligro a sus hijos, algo que no sucede en el caso de los hombres», explica Vicente. Pero además se las tiende a ver como víctimas que se han incorporado a la organización terrorista por razones de vulnerabilidad, por sentimientos de agravio o de otro tipo, cuando hay otras razones, como buscar la pertenencia a un grupo.
Por ello, los programas penitenciarios, esenciales para la reinserción, no solo adolecen de estar pensados solo para hombres, sino que además en muchas ocasiones ven a las mujeres solo en su condición de madres. Seguir esos programas es voluntario y ellas a veces lo siguen solo con el objetivo de recuperar la custodia de sus hijos, sin que las motivaciones de fondo hayan variado.
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