Cerdos por coches: Xi Jinping pone a prueba a un solícito Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno inicia su segundo viaje a China en un año y medio, ante una guerra comercial en ciernes que amenaza al porcino español
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Corresponsal en Pekín (China)
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Iniciar sesiónPedro Sánchez llega este domingo a Pekín para iniciar una visita oficial a China, la segunda en año y medio, asiduidad poco habitual en el histórico de relaciones. El juego, sin embargo, ha cambiado por completo. Si la anterior partida estuvo marcada por ... la crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania, en esta ocasión la guerra resulta aún más cercana aunque alegórica: la tensión comercial entre la Unión Europea y el gigante asiático que tiene a España por víctima.
El presidente del Gobierno pisó suelo chino por primera vez a finales de marzo de 2023, un fugaz hola y adiós despachado en cuarenta y ocho horas. Sánchez saludó a Xi Jinping previo paso por el Foro de Boao para Asia, una cumbre regional celebrada en la isla de Hainan sin vinculación aparente con España. «Fue una visita rara, se preparó a toda velocidad y quedó un poco deslucida», confiesan a ABC actores involucrados en su organización. Una acogida apocada, en especial en comparación con la pompa que apenas una semana después recibió al presidente francés Emmanuel Macron.
Las prisas estarían en parte justificadas, sugieren estos, por el interés de apuntalar el perfil geopolítico del presidente ante la perspectiva de unas elecciones generales adversas y la rumoreada posibilidad de un epílogo profesional en instituciones internacionales. Pese a la derrota en las urnas, los siete escaños de Junts per Catalunya atajaron, amnistía mediante, la contingencia. En junio de este año, la presidencia del Consejo Europeo y la secretaría general de la OTAN fueron adjudicadas, respectivamente, a los ex primeros ministros portugués y neerlandés, António Costa y Mark Rutte, mientras Sánchez se arrellanaba en Moncloa.
Un empresario arruinado cedió su plaza de toros para 'cocinar' droga
Cruz MorcilloUna familia mafiosa de exsicarios colombianos pagó 20.000 euros a un vecino de Toledo para usar su finca como laboratorio de coca. El niño quería ser torero y el padre sacar cabeza. Se hallaron más de 245.000 euros en metálico
Aquel viaje cumplió otros propósitos simbólicos, como reactivar el diálogo bilateral tras casi tres años de aislamiento a causa de la política de covid-cero y conmemorar el quincuagésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. También brindó anecdóticos avances como el desbloqueo de protocolos fitosanitarios para la exportación de la almendra y el caqui.
«El año pasado, Sánchez vino antes de asumir la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea para tratar Ucrania, pero los temas que más interesaban a España quedaron aparcados», comenta Alberto Lebrón, investigador de la Universidad Renmin de Pekín, quien parafrasea el legendario reproche de Paco Umbral: «Estuvo en China, pero no habló de su libro». Este narraría la historia de una acusada asimetría que no deja de crecer. De acuerdo a datos del ministerio de Economía, en la primera mitad del curso España exportó a China bienes por valor de 3.474 millones de euros e importó 20.746, con diferencia el mayor déficit comercial en las cuentas patrias, cimentado por factores estructurales como la falta de reciprocidad en el acceso al mercado.
Presión china
El libreto ha quedado desplazado de nuevo ante el estallido de un conflicto mercantil entre la Unión Europea y China. El pasado mes de junio las instituciones comunitarias impusieron aranceles provisionales a los vehículos eléctricos chinos, maniobra de doble sentido: penalización por una política estatal de subsidios caracterizada como competencia desleal, y defensa preventiva ante el acaparamiento de un sector crítico por parte de un régimen potencialmente hostil. En respuesta, China anunció una investigación a los productos de porcino europeo, un golpe en el lomo de España, su primer proveedor a nivel mundial.
«Con el cerdo mandan una señal política: China quiere que España vote en contra de los aranceles en la Comisión Europea», apunta Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia del banco de inversión Natixis. «Si Sánchez cambia de postura quedaría señalado y dañaría la imagen de España».
Fuentes gubernamentales, no obstante, aseguran a este diario que el sentido del voto español no estará sujeto a discusión en Pekín; aunque inciden que la resolución definitiva dependerá de las negociaciones ya en marcha en el seno de la Organización Mundial del Comercio, las cuales secundan con la esperanza de un acuerdo que evite una guerra comercial en ciernes.
Así, el Partido Comunista trata de persuadir mediante la amenaza, reiteración de una dinámica histórica por la cual España ha mantenido respecto al régimen una actitud más complaciente que otros países europeos, a la que sin embargo ha sido incapaz de extraer rédito económico en términos comparativos.
Cuentas pendientes
Y a mayor presión, mayor acomodo. Dos locuciones sustantivas reiteradas en vísperas del aterrizaje de Sánchez adelantan la actitud de su delegación: agenda positiva y actitud constructiva. «España intenta pescar en río revuelto», explica Lebrón. «Hay un enfrentamiento entre China y Estados Unidos, y los países europeos a excepción de Hungría están alineados. España no puede romper con su carácter atlantista, pero sí situarse en una posición intermedia y tratar de servir de puente».
En ese sentido, el Gobierno destaca la importancia de que la segunda potencia mundial reciba de nuevo al presidente, demostración a su entender de que China considera a España un país relevante, prueba a su vez de un supuesto peso creciente en el escenario global. Para García-Herrero, por contra, este incremento de la interacción llega tarde. «Angela Merkel venía una vez al año allá por 2008, cuando había mucho que rascar. Los alemanes ahora están pagándolo, pero ganaron mucho dinero. China estaba entonces mucho más abierta».
La agenda del presidente
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Domingo 8 de septiembre: Llegada a Pekín con la delegación española, sin agenda pública
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Lunes 9 de septiembre: Inaugura el Foro España y el Consejo Asesor Empresarial entre ambos países. Almuerza con el primer ministro, Li Qiang y atiende a las empresas chinas que quieren invertir en España. Cierra su jornada más intensa con una cena reducida con el presidente, Xi Jinping en el Gran Palacio del Pueblo
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Martes 10 de septiembre: Ya en Shanghái, inaugurará el Instituto Cervantes y se verá con el secretario del Partido Comunista, Chen Jining. Visitará la sede de la energética china Envision
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Miércoles 11 de septiembre: Visitará el clúster tecnológico de Kunshan y atiende a los medios
Esta aseveración conecta con el objetivo fundamental de la visita: atraer inversión china a España, en particular en el problemático sector de los coches eléctricos. «Ahora, en cambio, son ellos los que están desesperados por mercados y los que necesitan nuestra ayuda», prosigue la experta. «No encaja demasiado que en lugar de venir ellos acudamos nosotros, pidiendo que vengan a nuestro país para abrir plantas y crear empleo, sin asegurar transferencia de tecnología y con falta de transparencia». Sánchez, ruletista afamado pero advenedizo en la mayor de las mesas, se sentará ante Xi Jinping dispuesto a apostar por la docilidad, jugada poco prometedora según las cuentas chinas.
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