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Los Reyes reciben al Papa en la Sagrada Familia

El Pontífice ha recorrido el centro de Barcelona acompañado por centenares de fieles que aguardaban en las calles

Los Reyes reciben al Papa en la Sagrada Familia efe

M. PALAU

A las 9.30 de la mañana, apenas veinte minutos después de haber salido del Arzobispado de Barcelona y recorrer las calles de la ciudad acompañado por centenares de fieles, el papa Benedicto XVI se ha reunido con Sus Majestades los Reyes en la sala de Museo de la Sagrada Familia.

Benedicto XVI ha saludado a Don Juan Carlos y Doña Sofía en el interior del templo y ha entregado al Rey del libro "Summorun Romanorun Pontificum historia nomismatibus", del italiano Giancarlo Altieri, sobre la historia de los papas a través de las medallas pontificias.

Por su parte, Don Juan Carlos ha obsequiado al Pontífice con una edición especial facsímil del Códice Áureo del siglo XI, uno de los más singulares de la época carolingia, que contiene los cuatro evangelios decorados con miniaturas.

Los Reyes han agradecido al Papa su visita a España en un encuentro privado de 12 minutos que se ha desarrollado en un ambiente de "proximidad y afecto" , informa Efe. Tan solo el secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone, y el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, han asistido a esta conversación.

Tras su encuentro con los Reyes, el Papa ha iniciado en Barcelona una jornada entrañable culminando en primer lugar el gran sueño de Gaudí: la dedicación del templo de la Sagrada Familia, elevado a la categoría de basílica durante una ceremonia cargada de simbolismo en la que se bendicen el altar, los muros y también las personas, que constituyen el templo vivo.

Para un Papa amante de la liturgia, el programa del domingo en Barcelona constituye un autentico sueño pues a la alegría de inaugurar un nuevo altar para el culto se une la circunstancia de que esta grandiosa basílica nació originalmente como un proyecto de templo votivo a San José, al que se añadieron después las otras dos personas, María y Jesús, que formaban la Sagrada Familia de Nazaret. Joseph Ratzinger tiene mucha devoción a su patrono, encargado de cuidar durante la infancia al Hijo de Dios y de enseñarle un oficio.

Una fiesta por partida doble

Para un Papa musicólogo y enamorado del arte, dedicar un templo de tanta riqueza artística es una fiesta por partida doble, como ya comentó a los periodistas el sábado durante el vuelo desde Roma hacia Santiago de Compostela. A una jornada como peregrino jacobeo sucede hoy una jornada como Pontífice, “Pontifex”, es decir “constructor de puentes” entre los hombres y Dios, combinando los elementos de la piedra y los elementos del espíritu con la misma armonía que dejó a la vista de todos Antoni Gaudí.

Benedicto XVI emprendió la jornada con paso rápido, decidido a realizar una catequesis sobre la familia, esta vez por partida doble. En primer lugar, en su homilía durante la ceremonia de dedicación, centrada en subrayar el valor del matrimonio entre un hombre y una mujer y el concepto de familia como cuidado de los hijos y los ancianos, es decir, cuidado amoroso de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.

La segunda catequesis sobre la familia será la visita por la tarde a la escuela benéfica de educación especial “Nen Déu”, el Niño Dios, donde recibirá el saludo de dos chiquillos. El mensaje visible del Papa es que el cristianismo lleva simultáneamente a adorar a Dios y a cuidar del prójimo, especialmente de los más débiles como es el caso de los niños con síndrome de Down, autismo, epilepsia y otras enfermedades acogidos en el Nen Déu.

Visita a los niños enfermos

En un viaje relámpago, carente de los habituales encuentros ecuménicos, interreligiosos, juveniles, etc. Benedicto XVI decidió que no faltase una visita a los enfermos, en este caso a los niños mientras que en el Reino Unido, el pasado mes de septiembre, había acudido a una residencia de ancianos.

Es parte de su catequesis “visual”. El Santo Padre quiere que en sus viajes se vea que es un Papa que reza en silencio, que preside actos de culto con oraciones en voz alta, que visita a los enfermos incapacitados para acudir a su encuentro y que, sobre todo, devuelve por las calles los saludos de afecto, parándose a estrechar manos o a bendecir a niños en cualquier ocasión mínima que permita su programa.

Pero es también un Papa profesor, cuyos discursos, llenos de riqueza de ideas y de piedad, merecen una reflexión atenta y pausada pues quedan como guías permanentes. Santiago de Compostela y Barcelona han ganada una fortuna en visibilidad mundial -con má de doscientos millones de telespectadores- que les hubiera costado decenas de millones de euros en agencias publicitarias.

Ambas ciudades y España se quedarán esta noche con un patrimonio de siete discursos papales que forman una especie de guía personalizada para los ocho meses que faltan hasta la próxima visita de Benedicto XVI en agosto del 2011 con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.

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