Tribuna Abierta
Confianza en el PP catalán
«Es imprescindible un partido fortalecido y que, asentado en su trayectoria, se proyecte en el futuro con las puertas abiertas a todos, pero con sus siglas y su ADN popular»
ALBERTO FERNÁNDEZ DÍAZ
Barcelona
El Congreso Provincial del PP de Barcelona celebrado el pasado día 23 publicitaba su celebración con el lema «Confianza». Más allá de un eslogan, la confianza es, en su doble acepción, de reafirmación de principios y la vocación de construir un mejor futuro a ... la par de ambicionar el reto de ganarse la misma ante la ciudadanía. En ocasiones, se ha cuestionado la necesidad de la continuidad del PP en Cataluña promoviendo una suerte de UPN navarra o reclamando una pretendida unión del constitucionalismo de centro derecha. Sin embargo, el futuro es más sencillo y supone reclamar para el PP catalán lo que reclama para sí la sociedad: identidad, decisión, rigor para resolver los verdaderos problemas de los catalanes y respeto.
Soy consciente de la actual precariedad del PP catalán, pero también estoy persuadido de la fortaleza de sus siglas y la de sus militantes. Han demostrado durante décadas su capacidad para superar la adversidad, desde el hostigamiento permanente del independentismo más radical a los beligerantes pacifistas del «No a la Guerra» o cuando ETA asesinó a nuestros concejales José Luis Ruiz Casado y Paco Cano. Presidía entonces el PP catalán en aquella ofensiva catalana de la banda terrorista que pretendía la desaparición de nuestro partido y pude comprobar con orgullo la entereza y el coraje de mis compañeros.
Tampoco fue fácil para el PP catalán convivir con los pactos de nuestro partido con la entonces CiU para gobernar España. Cuando por fin se gobernaba, el verdadero soporte de la gobernabilidad de nuestro país, paradojas de la política, no era el de los nacionalistas como se sostenía, sino el sacrificio, que no la renuncia, de los populares catalanes. Pese a todo se obtuvieron unos registros electorales como nunca y casi siempre desdeñados. Sólo en Barcelona se alcanzaron nueve concejales, hoy Ada Colau es alcaldesa con 10, y se obtuvieron 12 diputados en el Congreso y hasta 19 escaños en el Parlament.
El PP catalán estaba ahí, siempre en pie y en permanente crecimiento hasta la eclosión de la irresponsabilidad del desafío rupturista del independentismo concretado en el año 2014 en la consulta del 9-N, primero, y después, en el fatídico 1 de octubre de 2017. Muchos catalanes a quienes España no les cabe en el corazón y, por tanto, votantes nuestros, se sintieron huérfanos de Estado y orgullosos de su Rey. Este sentimiento crítico, que pudiera parecer injusto, supuso desde entonces para el PP catalán una sangría de votos y un retroceso electoral que conlleva hoy una casi irrelevancia institucional. De 450 concejales a apenas unos sesenta y solo tres escaños en el Parlament y dos en las Cortes. Sin embargo, la capacidad de resistencia, de estar, sentir y ser del PP catalán, en los peores momentos, es la base que cimenta su reversibilidad. La nueva etapa iniciada con Alberto Núñez Feijóo vaticina el regreso del PP catalán a la fortaleza necesaria para el retorno de la sensatez y la libertad en Cataluña y esencial para el cambio en España.
Es imprescindible un PP catalán fortalecido y que, asentado en su trayectoria, se proyecte en el futuro con las puertas abiertas a todos, pero con sus siglas y su ADN popular. Recuperando a quienes se sintieron abandonados e ilusionando con propuestas rigurosas de gobierno, con una actitud de diálogo y reencuentro, de tenacidad en el trabajo y con arraigo en nuestras comarcas y ciudades.
Confianza en un proyecto renovado, cimentado y erguido desde el propio PP catalán como casa común de quienes quieren sumar frente al populismo extremo, la izquierda sectaria e incompetente y el independentismo. Confianza para articular un partido en una sociedad en libertad y con valores, que cree en el autogobierno y comprometido con Cataluña y en España.
Alberto Fernández Díaz fue presidente del PP catalán, entre 1996 y 2002, y candidato de los populares en el Ayuntamiento de Barcelona, entre 2003 y 2015
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