Perfil
Miquel Iceta y el torpe deshielo
El líder del PSC salta a Madrid tras la dimisión de Salvador Illa, que vuelve a Cataluña como candidato al 14-F
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Iniciar sesiónMiquel Iceta puso por primera vez un pie en política antes de cumplir la mayoría de edad, con apenas 17 años. Hoy, a sus sesenta, ultima, traje en mano, un desembarco a Madrid largamente postergado. No en vano, en 2019 el líder del ... PSC ya estuvo a punto de aparcar su camino en Cataluña para ser nombrado presidente del Senado, operación que el independentismo abortó boicoteando su elección como senador de designación autonómica. Apenas un año más tarde, la pandemia, el colapso del «procés» y los cálculos electorales de su partido han creado el ambiente ideal para descongelar su último salto, ahora en dirección al Consejo de Ministros, donde ostentará la cartera de Política Territorial.
Nacido en Barcelona en agosto de 1960, Iceta empezó a interesarse por la política mientras estudiaba COU en el Instituto Jaume Bofill. Rápidamente, esta faceta ocupó el total de su vida. Considerado por compañeros y adversarios como un ser culto e irónico , casi imbatible en los debates que se celebran en un Parlament, nunca destacó por su éxito en los estudios. De hecho, empezó a estudiar Ciencias Químicas, carrera que nunca terminó .
Donde Iceta sí ha acumulado una fecunda carrera ha sido en las tripas del socialismo, que conoce a la perfección. En 1977 el joven Miquel empezó a asistir a actos políticos picoteando por las distintas formaciones socialdemócratas que en ese momento convivían en un ecosistema político catalán dominado aún por el PSUC (eurocomunista-catalanista). En un primer momento, Iceta se vio seducido por el Partido Socialista Popular Catalán, brazo regional del PSP de Tierno Galván , quien acabaría siendo alcalde de Madrid. En el PSP Iceta vio un proyecto en fase de descomposición, así que plegó velas y se marchó a las juventudes del PSC. Acertó con el cambio, ya que en su nuevo destino fue elegido rápidamente para puestos de responsabilidad y en apenas unos meses ya era secretario sectorial de «Política Estudiantil». En ese momento, el PSC buscaba asentarse como la «casa madre» del socialismo no comunista en Cataluña y la llegada de militantes y simpatizantes de otras ramas era premiada con cargos y visibilidad.
Con los años, Iceta ha acumulado cargos de todo pelaje. Empezó como concejal del Ayuntamiento de Cornellà (1987-1991) pero rápidamente hizo un primer salto a Madrid, donde fue designado director del departamento de análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno con Felipe González (1991 y 1995). En los pasillos de la Moncloa empezó a ganarse su reputación como un muy buen analista demoscópico. En 1996 pasó a ser candidato, primero en el Congreso y luego en el Parlament. Durante años, se le consideró un perfil «secundario», lo que en política se llama «fontanero», alguien que conoce el partido, sus traumas y dinámicas, pero que no tiene carisma ni tirón para ser la cara pública de una campaña. Su carrera, salvando las distancias, se puede comparar con la de Salvador Illa , otro dirigente interno antaño grisáceo que la providencia quiso situar en el centro de la pista .
El «momento Illa» de Iceta
En el caso de Iceta, el gran salto al vacío fue en 2014, momento en el que fue elegido primer secretario del PSC, y después candidato a la Generalitat. En ese momento, el partido atravesaba una cuádruple crisis. Los socialistas catalanes -que habían llegado a gobernarlo casi todo en Cataluña- estaban al borde del precipicio por el estrepitoso fracaso electoral de Pere Navarro (que obtuvo 20 diputados de 135 en 2012, los peores resultados de la historia del partido en la comunidad), las escisiones de sus facciones «soberanistas», el auge de Ciudadanos -que iba comiendo terreno entre los electores asustados por la aceleración del «procés» y la timidez del partido en su combate- y la eclosión de Podemos .
No es poco el mérito de Iceta, que entre 2014 y 2020 ha sido capaz de mantener cohesionado el partido y aguantar el tipo en las sucesivas convocatorias electorales a pesar del auge naranja y la voracidad de un independentismo que ha triturado cualquier propuesta de «tercera vía» que rompiera con su falsa dualidad entre «decadencia o independencia» . Iceta también tuvo ojo al apostar fuerte por Pedro Sánchez desde un primer momento y ahora este le devuelve el tanto cumpliendo uno de sus sueños, ser ministro. «Nieve sobre mi choza: pinta torpes figuras en su deshielo». Aficionado a los haikus, el líder del PSC aguardaba esta mañana su salto definitivo leyendo este breve poema japonés de ecos invernales (y capitalinos).
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