Lorena Roldán: «Ciudadanos nació para combatir el nacionalismo, y no para apoyar a Sánchez»

La primera pregunta es obligada. ¿Por que deja Ciudadanos?

Son muchas razones, pero la principal es que me costaba reconocer a mi propio partido en alguna de las decisiones que se estaban tomando. Y el acercamiento al Ejecutivo de Pedro Sánchez es la mayor de ellas. No olvidemos que Sánchez no va solo, sino que es un «pack» con Podemos, Bildu y ERC. En esta situación me siento mucho más representada por el proyecto que encarna el PP, que combina una oposición frontal al separatismo en Cataluña, lo que es fundamental, pero también una oposición clara y determinada al sanchismo y lo que representa a nivel nacional. Además, Alejandro Fernández está construyendo un proyecto constitucionalista amplio, integrador, que me sedujo. Por eso doy ese paso.

¿Cuál es su relación con Inés Arrimadas?

Por mi parte, cordial. No quiero entrar en polémicas , porque lo cierto es que yo estoy muy ilusionada y centrada con el proyecto de Alejandro.

¿Cree que Arrimadas ha apartado a Cs de su propósito inicial?

Cs nació para combatir el nacionalismo y no para apuntalar al Gobierno de Sánchez e Iglesias, que pactan con ERC siempre que pueden, e incluso, hablan de indultos a los presos del «procés» o consienten en eliminar el español como lengua de enseñanza. Hay que ser alternativa al separatismo pero también al sanchismo, y eso, hoy en día, solo lo ofrece el PP.

Ayer mismo se anunciaba la incorporación de Eva Parera, procedente del catalanismo moderado de Unió, y ahora en el partido de Manuel Valls.

Hace pocos días yo insistía en que no sería la única en verse seducida por este proyecto, y no me refería solo a Eva Parera, sino a muchos otros catalanes constitucionalistas que se sienten desamparados, sin opciones. Hay que construir una alternativa de centro, integradora, transversal.

Parece claro ahora que la tendencia es a la disgregación de Cs, y a la concentración en el PPC. ¿Irá a más?

No lo sé. Lo que sí tengo claro es que todo pasa por sumar. Eso el independentismo siempre lo ha tenido claro. Hay que crear un espacio que aúne a personas que quizás no pensamos igual en todos los temas, pero que sí compartimos lo esencial: la defensa de la libertad, la igualdad y la convivencia, una convivencia que en Cataluña ha quedado muy maltrecha desde los hechos de otoño de 2017. Y a eso le debemos sumar un proyecto de buena gestión, lo que no es menor en el actual contexto de chapuza permanente que es la acción de la Generalitat . ¿Qué alternativa ofrece el PPC? Buena gestión sanitaria, buena gestión económica y, sobre todo, recuperación de la convivencia y la concordia.

A diferencia de 2017, donde el tema identitario era el único asunto, ahora también hablamos de gestión. Eso es una buena señal. ¿El «procés» ha acabado?

Yo no diría que ha acabado, todo lo contrario. Ahora vemos incluso como condiciona la política en el Congreso. ERC está siendo decisiva, hasta el punto aberrante de conseguir por ejemplo que el castellano deje de ser lengua vehicular . Que nadie se relaje.

«Ho tornarem a fer».

Los líderes secesionistas no se arrepienten y dicen que repetirán. Hay que seguir plantándoles cara, en Cataluña y en el Congreso. Sería ingenuo pensar que el «procés» se circunscribe a Cataluña. El proyecto del PP es el único que ofrece una alternativa al separatismo y al sanchismo.

¿Cree de verdad que el independentismo está en condiciones de volverlo a hacer?

Lo intentarán si pueden, por supuesto. Por eso hay que concienciar a la gente de que no se quede en casa. No podemos permitirnos perder un solo voto constitucionalista frente a un secesionismo que está mucho más movilizado.

Los números son los que son. La única alternativa viable a la repetición de Junts y ERC parece que es un tripartito.

Es en lo que sueñan ERC y el PSC, pese a que lo nieguen. Pero esa fórmula vuelve a ser «procés». Le pondrán otro nombre, pero es más de lo mismo. Un tripartito encabezado por Aragonès ahondará en la división. Otro gobierno 100% independentista , igual. Los catalanes son lo de menos.

También está lo que se conoce como «vía Valls»: facilitar una investidura de lo malo (ERC) para evitar el gobierno de lo peor (Junts)

Mire, no me resigno a pensar que no podamos formar un gobierno constitucucionalista. Es complicado, pero también parecía imposible el cambio en Andalucía tras 40 años. ¿Por qué no en Cataluña? No estamos condenados. Por eso es fundamental movilizar el voto. Un tripartito es seguir con el «procés» por mucho que el señor Illa e Iceta digan que no pactarán con ellos. Si los números dan PSC y ERC van a pactar.

La tesis del PSC es que no importa con quién se pacta sino lo que se pacta.

No hay que escuchar tanto lo que dice el socialismo sino ver lo que hace, y lo que hace es ceder siempre ante el separatismo .

Entiendo, claro, que no cree en la idea de una ERC pragmática.

Es ingenuo pensar en una ERC moderada , de la que se dice incluso que tiene sentido de Estado. Ni hablar. Aquí les conocemos bien.

¿Representa un cambio la llegada de Illa? Su primer discurso fue bilingüe, y reconoció algo que casi es un tabú en Cataluña, que aquí hay un problema de convivencia.

Lo primero, y para que queda claro:el verdadero candidato de Sánchez en Cataluña no es Illa, es Pere Aragonès . Sánchez se frota las manos con un nuevo tripartito. Y respecto al discurso de Illa, qué quiere que le diga. Lo que veo de su discurso es que dice que todos somos responsables de lo que ocurrió en 2017... Pues no, mire. Los únicos responsables de lo que sucedió son los dirigentes que de manera unilateral querían separarnos. Los que sufrimos, las víctimas, somos los que nos pisotearon nuestros derechos. Maquillar eso es un punto de partida malo. Muy cuestionable también es que el ministro de Sanidad se dedique a hacer campaña en plena crisis sanitaria.

No sé si estamos en el post «procés», pero sí que ha quedado en la sociedad un poso de intolerancia.

Sí, hay una parte del independentismo que se está radicalizando, y solo hace falta ver los perfiles de las candidatura de Junts, con alguien como Joan Canadell , que asociaba España a «paro y muerte». Todo esto conduce al acoso a los comercios que no atienden en catalán, o a entidades como Plataforma per la Llengua, regada con dinero público de la Generalitat y de la Diputación, gobernada por el PSC junto a Junts, por cierto.

Sí hay una sensación de final de ciclo, una voluntad de cerrar este «procés», que ha sido un gran succionador de energías.

Sí, hay una sensación de hartazgo. El «procés», además de succionar energías, como dice, ha sido también un gran sumidero por el que se ha ido una gran cantidad de dinero. Hay hartazgo, cansancio, incluso dentro del independentismo . Ven que les han mentido, que les han vendido una película irreal.