Los disturbios llevan a la CUP a subir el precio de la investidura de Aragonès

Junts compra las tesis de los antisistema y cuestiona la actuación policial en las protestas por la detención de Hasel

Esquerra pretendía una negociación rápida con los anticapitalistas y los comunes para presionar a los de Puigdemont

Un bombero apagando una barricada durante las protestas de esta semana PEP DALMAU

Àlex Gubern

Nunca fue fácil negociar con la CUP: con las calles ardiendo todavía menos. El inicio de las conversaciones entre los partidos independentistas para formar gobierno en Cataluña se han complicado de golpe con la oleada de altercados en las protestas por el encarcelamiento del ... rapero Pablo Hasel . Esta circunstancia ha llevado a la formación antisistema a plantear la necesidad de cambiar de arriba a abajo el «modelo policial» como una de las condiciones para apoyar una hipotética investidura de Pere Aragonès (ERC). La formación antisistema -que ya llegaba a las negociaciones dividida entre el sector más pragmático, dispuesto incluso a entrar en el ejecutivo, y el más intransigente, que ni se plantea esa posibilidad- sube el precio a su eventual apoyo para investir al primer presidente republicano desde la restauración de la democracia.

Sea dentro o fuera del Govern , el concurso de la CUP para que Aragonès logre la investidura es imprescindible siempre y cuando no se planteen mayorías alternativas al bloque secesionista, algo ahora muy poco probable. Esquerra y Junts, que suman 65 escaños, necesitan el voto favorable de al menos tres diputados de la CUP para que Aragonès sea investido en primera vuelta , o su abstención en una segunda. Como ya pasó en 2015, cuando la CUP forzó la renuncia de Artur Mas, facturado a la «papelera de la historia» , y en 2017, con la investidura de Quim Torra, el papel de los antisistema será decisivo.

Disturbios

Ahora, en plena oleada de protestas, el precio de la CUP se encarece, más después de saberse que una joven perdió un ojo el pasado martes como consecuencia probable del impacto de una bala de ‘foam’ –los proyectiles de espuma compactada que los antidisturbios de los Mossos usan en Cataluña en vez de las pelotas de goma–. «Es evidente que el modelo de seguridad imperante y que hoy ejerce el Govern dificulta las negociaciones», afirmó el miércoles la exdiputada de la CUP en el Parlament María Sirvent . Algunso sectores del partido van más allá y, para empezar, piden la dimisión del consejero de Interior en funciones, Miquel Sàmper, por la gestión policial de los altercados.

En lo que es la posición habitual de la CUP en este tipo de situaciones, los antisistema cuestionan la actuación de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos –equivalente a las UIP de la Policía Nacional–, acusándoles de haber disparado balas de ‘foam’ «directamente apuntando a la cara de las personas» durante los incidentes del martes por la noche. En este contexto, y como ya han hecho siempre que se han producido incidentes en la calle, la CUP pidió un «giro de 180 grados» en el modelo de orden público y de las unidades antidisturbio de la policía catalana, reclamando a la vez que la Generalitat se retire de las acusaciones particulares contra activistas. La diferencia ahora es que estas exigencias casi genéricas pueden complicar la investidura y la formación del próximo ejecutivo catalán. Por si había dudas, desde la CUP se deja claro que este será un asunto clave en las negociaciones ya abiertas con ERC.

El dilema para los republicanos no es fácil, más cuando se pretendía comenzar la negociación con la CUP como forma de presionar a Junts. Ayer, de hecho, el partido de Puigdemont, que controla la consejería de Interior, aceptó sin más los postulados de la CUP tras reunirse con sus negociadores. Desde Junts se insta a plantear «un nuevo modelo de orden público» e insta a los grupos del Parlament a plantear «la reforma del modelo policial». El consejero de Interior, Miquel Samper, compró también el discurso y planteó ayer que había que hacer un debate y una revisión «de manera inaplazable y urgente del modelo de orden público». «Una manifestación en pleno siglo XXI no puede acabar con una persona lesionada de gravedad», dijo en alusión a la joven que perdió un ojo. Como denuncian los sindicatos policiales, los políticos vuelven a dejar a los agentes a los pies de los antisistema. La CUP marca el paso.

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