Arran y el SEPC, organizaciones vinculadas a la CUP, protagonizaron y reivindicaron 89 actos violentos desde 2017

De los últimos cinco años, el más violento fue 2019, cuando entre Arran y el SEPC llevaron a cabo 52 ataques. Una media de un acto violento por semana. Aquel año fue el de la resaca del referéndum ilegal de 2017 y la sentencia del Tribunal Supremo contra los responsables políticos de la primera línea del 'procés'. Un año violentamente salvaje y que se recordará con las imágenes de una Barcelona en llamas. La plaza de Urquinaona, literalmente. Si bien esta violencia, que supera en intensidad a la 'kale borroka', fue obra de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR). El segundo año más violento de Arran y el SEPC fue 2020, con 15 actos violentos. Y el que se cierra en unos días deja una decena de ataques.

Estos datos, desglosados al detalle, se recogen en el informe elaborado por el Observatorio Cívico de la Violencia Política en Cataluña, consultado por ABC, y centrado en los ataques que las dos organizaciones juveniles del movimiento de la Esquerra Independentista (Arran y el SEPC) vienen protagonizando en los últimos años. Los objetivos son, por un lado, los partidos y los grupos constitucionalistas, así como cualquier representación institucional, como la Corona, y por otro, la economía y el turismo.

El dosier suma otros tres ataques más anteriores a 2017, pero el momento de incremento de la agitación es 2017, con cuatro ataques contabilizados. «El 'procés' hizo que aumentara la violencia de estas organizaciones, aunque llevan actuando desde la última década», explica a este diario Carlos Silva, coordinador del Observatorio, que está integrado por Impulso Ciudadano y Movimiento contra la Intolerancia. El informe solo recoge aquellos actos violentos que Arran y el SEPC reconocen públicamente.

Así, Arran firmó 68 agresiones, ya fueran actos vandálicos, señalamientos o boicots en los últimos cinco años. Por su parte, el SEPC, que entre sus méritos está el de amedrentar a los estudiantes en las universidades, así como a políticos o activistas constitucionalistas que acuden a actos públicos en los campus , reivindicó 21 ataques desde 2017. Frente al SEPC, en 2018 por ejemplo nació S'ha Acabat!, una entidad constitucionalista de jóvenes que reivindica la libertad de expresión en las universidades.

Entre la lista de actos violentos aparece el llevado a cabo el 5 de marzo de 2010, en el campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en Bellaterra (Barcelona), cuando un grupo de estudiantes independentistas obligó a suspender una conferencia de Rosa Díez, entonces diputada de UPyD. Hubo empujones, insultos, lanzamiento de pintura. El SEPC justificó aquel ataque porque el acto respondía a la «propaganda españolista» y a la «catalanofobia» de UPyD.

Los medios de comunicación no han quedado al margen de los violentos. El 25 de enero de 2018, Arran reivindicó el ataque a la redacción del diario digital de Barcelona 'Crónica Global'. Tres encapuchados se liaron a martillazos contra la cristalera de la redacción, que entonces se encontraba a escasos metros de la sede central de la CUP. Para Arran, fue una manera de frenar los «ataques fascistas». En octubre de 2020, la entidad juvenil de la CUP atacó la sede del 'Diari de Girona' y señaló al periodista Salvador Sostres, columnista también de ABC: «Ni fascistas ni cómplices».

Entre sus objetivos también ha estado la Justicia. A finales de 2018, miembros de Arran lanzaron pintura amarilla en la casa del juez Pablo Llarena en San Cugat del Vallés (Barcelona) para «señalarlo» como «símbolo» del «régimen del 78». Reivindicaron este acoso con las palabras del que fuera terrorista de ETA José Miguel Beñarán Ordeñana 'Argala': «La violencia popular siempre es legítima».

El ataque a las sedes de los partidos políticos es una constante. Pintadas, amenazas, violencia contra los locales. Una forma de estigmatizar al vecino. A modo de ejemplo: el 19 de marzo de 2019, cinco encapuchados de Arran rompieron los cristales de la sede de Cs en Barcelona y dejaron esta sutil amenaza: «Por nuestros cuerpos no pasaréis». Días después, Arran reivindicó otro ataque, a martillazos, esta vez en la sede del PP en Tarrasa (Barcelona). Unos meses antes, con motivo de la celebración del Consejo de Ministros en la capital catalana, miembros de las consideradas juventudes de la CUP pintaron 14 sedes del PSC en el área metropolitana de Barcelona con amenazas.

El nivel de 'kale borroka' catalana se elevó en 2019 y los violentos de la Esquerra Independentista se atrevieron con las comisarías, las casas cuartel de la Guardia Civil y los edificios del Gobierno y aumentaron el nivel de agresión en las universidades.

El 3 de octubre de 2019, Arran reivindicó el lanzamiento de pintura al cuartel de Travesera de Gracia de Barcelona; y unos días después, en Gerona, al término de una manifestación convocada por el SEPC, los radicales lanzaron objetos y vallas contra los policías, y quemaron contenedores a modo de barricada. Hubo varios agentes de los Mossos d'Esquadra heridos. Unos meses antes (abril), miembros del SEPC atacaron una carpa informativa de S'ha Acabat! instalada en el campus de la UAB.

La lista que figura en el informe es detallada e incluye también la quema de fotografías del Rey, ataques contra autobuses y bicicletas turísticas en Barcelona, barricadas contra el toque de queda durante el confinamiento, el señalamiento por las redes sociales y la simpatía de estos grupos con el movimiento independentista de Bildu.

Incluso, en noviembre de 2019, miembros de Arran ocuparon la sede de ERC en la calle Calabria (Barcelona) acusando a los de Pere Aragonès de «colaboracionistas» con el PSOE, por pactar con los de Pedro Sánchez. Prácticas más típicas de otros tiempos. Sin embargo, en mayo de 2021 la CUP hizo presidente autonómico a Aragonès. Incongruencias de la política protagonizada por los independentistas en Cataluña.

El último de los actos reflejados en el informe es del 10 de diciembre. El SEPC convocó a la salida del colegio Turó del Drac (Canet de Mar) una manifestación de acoso al menor –y su familia– que solicitó enseñanza bilingüe. Durante la manifestación se entonaron vivas a la banda terrorista Terra Lliure. Silva no tiene duda de que estas organizaciones practican delitos de odio, de ahí que el informe se pondrá en conocimiento de la Fiscalía contra los Delitos de odio y discriminación.