Laboratorios Hipra, medio siglo de un discreto éxito familiar

Todavía menos se sabe de sus propietarios, los pilares que han conseguido apuntalar el negocio y hacerlo crecer, incluso en tiempos de crisis, y encarrilar las prioridades empresariales hasta la carrera por la inmunización frente al coronavirus. Ellos son la segunda generación de la familia Nogareda, que por sus buenos resultados el año pasado consiguieron colarse entre los cien españoles más ricos del país, según la lista Forbes. Sin embargo, apenas han salido a la palestra, pocos conocen sus nombres y todavía menos sus caras, en una postura totalmente discreta y, seguramente, muy planificada. «No se sienten cómodos hablando de ellos», cuentan a ABC fuentes próximas a la familia. David, Maria del Mar y Arnau Nogareda Estivill, que tienen las riendas del negocio, ocupaban en 2021 la posición 81 del ranking, con 325 millones de euros de patrimonio cada uno.

Su padre, Joan Nogareda y Gifre, fue el auténtico creador de Hipra y, de hecho, todavía es el presidente honorífico de la compañía. Nacido en diciembre de 1934 en Olot (Gerona) y criado en una familia dedicada al campo, siempre ha estado muy ligado a su comarca, la Garrotxa, pero se marchó joven de casa para formarse. Se licenció en Ciencias Químicas (en Barcelona), Farmacia (Madrid) y Veterinaria (Valencia) y desde entonces trabajó en todo momento en el mundo de los laboratorios para el bienestar de animales de granja, con los que tan en contacto había estado de pequeño.

Su hermano mayor, Ernest, el primero de la saga de veterinarios de la familia, fue uno de los impulsores de los laboratorios Sobrino en la Vall de Bianya, cercana a Olot y donde los prados y bosques son la inequívoca señal del peso que la ganadería tiene en la economía local. Ernest tenía la mirada puesta en producir un suero contra la peste porcina, y allí inició su experiencia laboral Joan. Esa empresa, que todavía sigue instaurada allí y que, como Hipra, ha acabado siendo una de las líderes del sector, se conoce ahora como Zoetis, y es hoy la división animal de la multinacional Pfizer.

En 1971, Joan, junto a Ernest y otros emprendedores de la zona, compró un pequeño laboratorio de Madrid fundado en 1954 y que llevaba por nombre Hipra por los apellidos de sus fundadores, Hidalgo y Prada. Trasladó la empresa a una casa unifamiliar que el azar hizo que fuera en Amer (Gerona), municipio que hasta hace poco era conocido por ser la ciudad natal de Carles Puigdemont. De esa vivienda no queda rastro, pero allí siguen las oficinas centrales y la esencia inicial de Hipra.

Con la compañía bien asentada, en 1991, la familia vio como varios accionistas intentaron venderla y entonces los Nogareda, con Joan a la cabeza, se arremangaron para adquirir buena parte de las acciones y la reconvirtieron, ahora sí, en una gran empresa familiar que aspiraba a expandirse todavía más.

El giro fue un éxito y Joan continuó dedicándose en cuerpo y alma a Hipra hasta 2007, cuando cedió la primera línea corporativa a los tres hijos que tuvo con Laura Estivill. A sus 88 años Joan sigue estando muy al día de la actividad del laboratorio, cuentan fuentes próximas a la familia.

En poco tiempo los tres hermanos vieron que había que reenfocar Hipra hacia la prevención y dieron en el clavo. Las cifras lo acreditan: sexta empresa del mundo en producción de vacunas para animales, tiene 40 filiales comerciales y más de 2.400 empleados en todo el mundo y sus productos, fabricados en seis plantas, llegan a más de 100 países.

No hay tanto detalle sobre la familia, sobre la que existe un gran hermetismo, hasta el punto de que pocas veces han aparecido ante los medios y todavía menos son las ocasiones en las que han hecho declaraciones. La plantilla tampoco tiene comité de empresa pero quienes han pasado por allí coinciden en reconocer a ABC que la compañía es tradicional, especialmente jerarquizada y con un buen ambiente laboral que hace que los empleados solo suelan marcharse por un mejor sueldo.

En la actualidad, David es el consejero delegado de Hipra, además de presidir la Junta de Accionistas del 'holding' que se creó a finales de 2021 para organizar mejor los negocios del grupo. Poco mediático, a pesar de ostentar un cargo crucial en una empresa en auge, internet muestra de él casi más su afición a las carreras de rally con vehículos clásicos que su empleo, aunque cabe destacar que él es la cara visible que se ha visto cuando han llegado a Amer autoridades de primer nivel, como hizo Pedro Sánchez el pasado abril.

En los últimos años, David ha ganado varios trofeos y suele competir con un Porsche 911 S, que incluso lo ha llevado al mítico rally de Montecarlo de vehículos antiguos. Es un amante de estas joyas de cuatro ruedas, que quién sabe si fueron uno de los grandes caprichos que la familia pudo permitirse por el buen ritmo de la empresa.

Maria del Mar actúa como secretaria del Consejo de Administración y es vicepresidenta ejecutiva –y por ello también ha aparecido, con discreción y evitando la primera fila, en los últimos eventos institucionales de Hipra–. Arnau, el perfil más técnico de los tres hermanos, también ostenta una vicepresidencia ejecutiva y esquiva más las apariciones públicas. Al menos una de sus primas, Mariona Nogareda, trabaja también allí, como directora adjunta de producción, y confirma el amplio historial de los Nogareda con la salud animal.

Esto, sin embargo, está cambiando y es que la llegada de la pandemia fue la mecha que animó al grupo a abrir sus laboratorios e investigadores a la salud humana con una división específica. A ello le va como anillo al dedo las nuevas instalaciones que el grupo estrenará este año muy cerca del aeropuerto de Gerona, que además de comportar una evidente mejora de las conexiones, permitirá reorganizar los departamentos de la firma.

Hipra tiene, de hecho, otros frentes abiertos en esta línea, como Goodgut, una 'start up' que adquirió en otoño y que desarrolla tests de diagnóstico de enfermedades digestivas –como el síndrome del intestino irritable o el cáncer colorrectal–. También trabaja con una nueva vacuna contra el virus respiratorio sincicial.

Su actual ambición es tal que, con el gancho del Covid, Hipra está consiguiendo cuantiosas ayudas institucionales. La empresa no deja por ahora entrar capital externo pero lleva meses pellizcando subvenciones, como casi 3 millones de euros en julio de 2020 y 14,7 millones el pasado octubre, todos por parte del Gobierno.

Gracias a su 'boom', Hipra ha acumulado múltiples reconocimientos. Ejemplo de ello son la Creu de Sant Jordi de la Generalitat, tanto por el prototipo de vacuna como por la ayuda para procesar PCR que dieron en un primer momento. Durante la entrega del galardón, hace poco más de un mes, fue una de las últimas ocasiones en que los Nogareda tuvieron que subir al escenario y exponer su reservada cara.