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Sobresaliente en la asignatura más difícil

Graindelavoix es una formación excelente en todos los aspectos

Graindelavoix, durante un ensayo Facebook

Pep Gorgori

Si hay un repertorio especialmente difícil de interpretar y de entender plenamente, este es el de la polifonía vocal de final del medievo y los inicios del Renacimiento. Por eso no abundan las formaciones que lo aborden y, entre las que lo hacen, pocas logran llegar a un nivel como el de Graindelavoix . El grupo de Amberes -con una notable presencia española en su formación- se ha consolidado como una referencia en este terreno. El del pasado jueves fue su primer concierto en Barcelona, y había expectación por saber si en directo suenan tan bien como en sus discos. Y sí, suenan increíblemente bien.

Las complicaciones para defender un programa como el que propusieron comienzan en la simple elección del repertorio. Cada obra conlleva una investigación para escoger -cuando no hacer expresamente- una edición de la partitura. Hay pocas fuentes originales, a menudo mal conservadas y siempre abiertas al gazapo del amanuense que recogió las melodías en una notación que, para más inri, difiere de las reglas actuales del lenguaje musical.

Superado este escollo, quedan todavía muchos más, entre los que destaca la afinación: las relaciones entre notas no eran las mismas que hoy y a menudo hay pasajes que pueden sonar extraños, cuando en realidad se están afinando de manera impecable, solo que con otros parámetros. El trabajo que tiene que hacer cada cantante es titánico.

Graindelavoix es una formación excelente en todos los aspectos. Una afinación increíblemente precisa, una fonética adecuada para cada época y región -el latín no siempre se ha pronunciado igual en todas partes- y sobre todo una profunda comprensión del estilo y de la sutileza que oculta cada ornamento, cada inflexión. Si hubiera que buscar una pega, quizás sería la ambición de incluir en un solo programa obras de épocas y autores tan dispares, con la excusa de hacer un homenaje a los «monstruos de la música antigua», según el título del recital. Sería el equivalente a dar un concierto de ópera mezclando arias de Monteverdi, Mozart, Puccini, Berg y Strauss.

El concierto tuvo lugar en la basílica del Pi, una de las sedes del festival Llums d’Antiga que organiza L’Auditori para permitir escuchar estas músicas en un marco mucho más idóneo que las frías paredes de una sala de conciertos.

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