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El MNAC cuelga un bombardero republicano de cuatro toneladas en su sala central

La pieza es parte de la instalación 'Aeronàutica [vol] interior' del artista Francesc Torres

Vista del bombardero Tupolev junto al retablo sobre el martirio de San Pedro MNAC
David Morán

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Cuenta la leyenda que por ahí pasaron un día los Rolling Stones para actuar para ejecutivos de una entidad bancaria y que cada tanto se celebran bodas tirando a prohibitivas, por lo que tampoco es tan extraño que, de repente, la Sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) haya amanecido con un bombardero republicano de 4.000 kilos y 20,12 metros de ancho colgando del techo y un caza en posición de (casi) despegue.

«Un avión que no vuela es una escultura: una obra de arte», defiende el artista Francesc Torres. Y, en este caso, no es solo un avión, sino dos: un bombardero soviético Tupolev SB-2, más conocido como 'Katiuska', y un caza Polikarpov I-16, el célebre 'Mosca', dos aeroplanos de la Guerra Civil española con los que Torres compone una instalación que competa un retablo gótico que representa la crucifixión y martirio de San Pedro.

Vista completa de la instalación con el caza, el bombardero y el retablo de san Pedro MNAC

Se trata, según ha explicado el propio artista, de una doble reflexión sobre la guerra y el sacrificio y «el terreno nebuloso entre la aviación y el arte». Una meditación sobre la ambigüedad entre los objetos artísticos y no artísticos para la que empareja fragmentos magnificados de la 'Crucifixión de San Pedro' , un retablo del siglo XIV, con el bombardero Tupolev SB-2 'Katiuska', colgado boca abajo en la sala.

La instalación, bautizada 'Aeronàutica [vol] interior’, se sirve de réplicas a escala 1:1 de los aviones que combatieron durante la Guerra Civil para ahondar en la idea de la guerra y de los múltiples sacrificios de ideales y vidas que supone. Una tesis que entronca con el ciclo temático que el MNAC dedica a la Guerra Civil y que incluye la exposición fotográfica de Antoni Campañà.

Para ello, Torres utiliza también bidones originales que los soldados nazis dejaron en La Senia, donde se ubicó un campo de aviación tanto de las fuerzas republicanas como la Legión Cóndor nazi, fotografía de la época y olivos como los que se arrancaron para construir la pista de aterrizaje. De hecho, el origen de la instalación es una visita de Torres al campo de aviación de la Senia, construido por el Gobierno de la II República justo al estallar la Guerra Civil.

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