Marko Daniel: «Si Barcelona quiere repensarse como destino, la cultura ha de jugar un papel más importante»
El director de la Fundación Joan Miró de Barcelona defiende el arte como herramienta para «gestionar la incertidumbre»
El centro barcelonés dedicada el año que viene una exposición a la relación del Miró y el grupo de vanguardia ADLAN
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Iniciar sesiónLos turistas han desaparecido de Montjuïc y todos los museos conviven como buenamente pueden con las apreturas de nueve meses a medio gas y sin saber muy bien qué traerá el futuro. Quizá por eso sorprende que Marko Daniel, director de la Fundación Joan Miró de Barcelona, ... presente el nuevo curso asegurando que la institución está «en la mejor situación desde hace años». Será que, después de todo, conseguir que las administraciones se hayan implicado a fondo para enjugar un déficit de más de dos millones de euros ya es motivo de alegría. Y eso por no hablar de un horizonte que, apunta Daniel, debería servir para reforzar ese compromiso y voltear, a partir de 2022, un modelo de financiación que la pandemia ha revelado insuficiente. De todo ello habla Daniel mientras ultima nuevos proyectos como la exposición sobre Miró y el movimiento de vanguardia ADLAN que centrará la próxima temporada.
En 2019 empezaron los problemas económicos para la Fundación Miró y justo cuando parecía que remontaba llegó el coronavirus. ¿En qué estado está ahora mismo la institución?
Ha sido un año muy difícil económicamente. Hubo momentos en que dudaba si sería posible volver a abrir el museo después del confinamiento, pero el equipo está haciendo un gran trabajo, el Patronato está a nuestro lado y las administraciones nos han dado el apoyo que necesitábamos. Lo más importante es que hay un reconocimiento público de que la Fundación necesita un apoyo institucional de 3,3 millones sólo para la custodia de patrimonio artístico y arquitectónico. El resto ya lo hacemos nosotros. Durante 45 años los turistas han pagado para la protección de un patrimonio público. Y si no vienen los turistas, alguien tiene que ocuparse de este patrimonio si no queremos que desaparezca.
¿De cuánto era la aportación de las administraciones hasta ahora?
Llegaba a 1,3 de los 3,3 millones. Este año el Ayuntamiento y la Generalitat han ayudado lo suficiente para permitirnos equilibrar el presupuesto. Para el futuro estamos en conversaciones para ver cómo nos podemos organizar. Hay un cambio de modelo que prevemos para 2022 y nos queda 2021 como una situación excepcional. Las vacunas llegarán, pero tardarán. Hay mucha incertidumbre. El público internacional ha desaparecido, pero hemos mantenido y aumentado ligeramente el público local, lo que demuestra un compromiso muy fuerte. Es notable e indica que en esta situación el público ha querido mantener el contacto con el arte y con Joan Miró. El arte es lo que nos ayuda a gestionar la incertidumbre.
¿Es suficiente con el público local? ¿Un museo como la Fundación Miró es viable sin un flujo importante de turistas?
La cuestión nace muchas veces como una crítica hacia todo el modelo turístico, y yo quiero decir que durante 45 años eso ha servido para que la Fundación no haya necesitado más dinero público. Los museos que se han visto más afectados por la pandemia son los que tienen más autonomía y más público atraen. En un modelo normal se vería como un éxito. Tener visitantes es un éxito. Yo quiero tener muchos visitantes y que sean todas las personas que están en Barcelona. Si la región metropolitana de Barcelona tiene 5,5 millones de habitantes, podemos hacer mucho con este público inmediato. Podemos ser un motor de la recuperación, ya que la visita a la Fundación ayuda a entender de una manera diferente la relación con el mundo. Si Barcelona quiere repensar su papel como destino, la cultura ha de tener más peso y jugar un papel más importante.
En cualquier caso, si algo ha revelado la pandemia ha sido la excesiva dependencia del turismo y la fragilidad del modelo.
Toda la ciudad tiene que repensar su relación con sus habitantes y sus visitantes, y tiene que hacer esto también a través de la cultura. En las ciudades que aparecen en los índices de las mejores lugares para vivir la cultura siempre tiene una gran presencia. Así que la cultura no tiene que ser vista como algo negativo porque atrae turistas. Al contrario: es un atractivo tanto para los habitantes como para los visitantes. Esto no quiere decir que queramos volver al modelo que teníamos antes. Creo que una vuelta a la normalidad está fuera de la mesa. Tenemos que repensar cómo queremos que sea nuestro futuro.
Hablando de futuro, ¿cómo ha condicionado la pandemia la programación de la próxima temporada?
La programación está condicionada, adaptada y prorrogada. Lo que tenemos previsto es el proyecto de Adlan, Amics del Art Nou, el contexto en el que Miro enseñó su producción a un grupo de artistas e intelectuales en un periodo en el que la historiografía ortodoxa dice que Miró no hizo nada en la ciudad. Pero no fue así. Barcelona era su laboratorio y nunca dejó de esta presente.
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