El Liceu estrena un «Don Giovanni» tecnológico y avanzado

Y s i el libertino de Bieito que ocupó el Gran Teatre en dos temporadas llevó el escándalo al escenario liceísta, ahora es el turno de la última tecnología digita l aplicada al teatro en un innovador montaje de Kasper Holten –que acaba de despedirse como director de ópera de la Royal Opera de Londres– que incorpora los últimos adelantos del «mapping» y de proyecciones en 3D. El Liceu será, de esta manera, el primer coliseo español que cuente con el «tracking inteligente» que combina dos de las más avanzadas tecnologías interactivas aplicadas al teatro: el D3 y el BlackTrax.

La propuesta, que se estrenó en 2014, combina en su escenografía «tradición y modernidad» , proyectando sobre un decorado convencional –una casa victoriana– que gira diversas proyecciones que se adaptan a esos movimientos. Con esta producción, afirma Carlos Álvarez, «he tenido la respuesta de lo que le sucede a Don Giovanni. He visto que aunque desaparezca su cuerpo, es el espíritu el que sufre la transformación. Da igual que muera o no, lo que importa es la falta de moralidad».

Su análisis sobre las nuevas tecnologías como reclamo para nuevos públicos no es muy alentador: «Ya no basta con que sea la música y las interpretaciones lo que defiendan la ópera, sino que hay que poner más añadidos. A veces se puede convertir en algo complementario y a veces en un problema».

Josep Pons, responsable musical del montaje, asegura que se trata de una obra en la que «de un compás a otro puede cambiar de un carácter irascible a uno dulce con una pequeña sutileza». Los dos repartos también contarán, entre otros, con Carmela Remigio, Vanessa Goikoetxea, Julia Lezhneva, Rocío Ignacio, Simón Orfila y Dmitry Korchak.