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La Galería Mayoral lleva a examen la vigencia artística de Tàpies

La exposición «Tàpies hoy» reúne once piezas del maestro del informalismo y denuncia su desaparición de los discursos museísticos del siglo XXI

Vista de la obra «Díptico negro con cruces», de 1988 Efe
David Morán

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A punto de cumplirse siete años de su muerte y con el centenario de su nacimiento cada vez más cerca, la Galería Mayoral de Barcelona ha querido aprovechar una fecha tan redonda como su trigésimo aniversario para releer la obra de Antoni Tàpies (1923-2012) e interrogarse sobre la vigencia artística del creador catalán. Para ello, la galería, especializada en arte moderno y de posguerra, ha seleccionado junto al crítico de arte y filósofo Arnau Puig once piezas fechadas entre 1959 y 2002 que, según el comisario de la exposición, permitirán dar a conocer a Tàpies a nuevas generaciones y, al mismo tiempo, «preparar nuevas lecturas de su obra desde el siglo XXI».

«No se trata de si comprendemos a Tàpies, sino de cómo lo verán a partir de ahora», destaca Puig, fundador de Dau al Set y amigo íntimo de Tàpies que, después de haber pasado 72 años en contacto con la obra de uno de los máximos exponentes del informalismo y de haberla visto « de todas las maneras posibles, ya sea entusiasmado, enfadado o enemistado», lo tiene claro. «Me sigue estremeciendo y conmoviendo», destaca. ¿Igual que antes? «No: antes me impulsaba a un combate, a una lucha; ahora me lleva a una reflexión», añade Puig.

De ahí que la exposición «Tàpies hoy» se sirva de piezas como «Almenas»(1959), «Empreintes d’assiettes» (1927) y «Ocre con seis collages» (1973), entre otras, para ahondar no sólo en su revolucionario lenguaje plástico sino, apunta la galería, también en su visión humanista, la reivindicación de la emoción y la poesía y su compromiso cívico y social.

Ausente en los museos

«El Tàpies más político está hoy más presente que nunca; por lo que se luchaba en los sesenta y los setenta vuelve a cobrar relevancia hoy en día», constata Llucià Homs, asesor cultural y responsable de firmar en el catálogo de la exposición cuatro entrevistas en profundidad con Manuel Borja-Villel, Nuria Enguita, Laurence Rassel y Carles Guerra, los (hasta ahora) cuatro directores que han pasado por la Fundación Tàpies.

Siguiendo el rastro que el artista fue dejando desde finales de los cincuenta, cuando ya se había estrenado en la Bienal de Venecia y el realismo mágico dio paso a la abstracción informal y los espacios matéricos salpicados de marcas, huellas, caligrafías y garabatos, planea también sobre «Tàpies hoy» la idea de que el artista no ocupa el lugar que merecería en la historia del arte. «Tàpies empieza a estar ausente de los discursos de los museos del siglo XXI, lo que quiere decir que hay que releerlo y resituarlo”, destaca Homs.

Para Puig, la explicación a esta presencia menguante tiene que ver también con asuntillos crematísticos. «Toda obra que no sea pensaba para ser vendida es una obra que no existirá, por lo que Tàpies sólo funcionará cuando esté en el mercado», destaca el comisario. De momento, la Galería Mayoral ya ha puesto su granito de arena y las once piezas expuestas están a la vente a unos precios que van de los 150.000 a los 600.000 euros.

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