Un espacio de 140.000 metro cuadrados, «20 campos de fútbol», en palabras del teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí, que Ayuntamiento, libreros y floristas han querido bautizar como Superisla Sant Jordi. Una supermanzana a imagen y semejanza de las que Barcelona ya ha instaurado en algunos barrios para pacificar la ciudad y limitar la circulación de vehículos.
Con el objetivo de recuperar la normalidad prepandémica, la Cámara del Libro, el Gremio de Floristas y el Consistorio han acordado diseñar el 23 de abril un gran espacio acotado que se extenderá entre la Gran Via y la avenida Diagonal y las calles Balmes y Pau Claris. Según el Ayuntamiento, los vehículos podrán circular por las calles perimetrales y por las calles de Aragó y València, pero el resto de los espacios se reservarán para los viandantes.
Dentro de ese espacio, el eje de paseo de Gracia estará reservado para libreros y floristas profesionales, mientras que asociaciones y entidades se instalarán en el eje de Rambla de Cataluña. Además, libreros y floristas dispondrán también de otros espacios en exclusiva, repartidos por diferentes puntos de la ciudad: Plaça Valdivia, Passeig Lluís Companys, Plaça de la Vila de Gràcia, Plaça d'Orfila, plaça Sarrià, Espai Poblenou-Pallars-Llacuna-Pujades, Plaça Reial, Plaça Universitat, y Passeig Sant Joan / Arc de Triomf.
Se trata, según Martí, de que la «buena racha de venta de libros» no pare y de recuperar el espíritu de una celebración que la pandemia había enrarecido durante los últimos dos años. En 2021, sólo durante la diada de Sant Jordi se vendieron 1,3 millones de libros.
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