Cataluña activa las alertas ante la sequía persistente

En estas zonas no se cuenta con grandes embalses ni acuíferos y, por la caída de las reservas en las captaciones propias, se han tenido que limitar los usos agrícolas (en un 25%), ganaderos (10%), industriales (5%) o usos recreativos que impliquen riego, como las fuentes ornamentales, el llenado de piscinas o la limpieza de coches, por ejemplo. El abastecimiento doméstico no está limitado, aunque se fija un consumo máximo de 250 litros por habitante y día para que los depósitos municipales tengan garantizadas, como mínimo, estas cantidades. Todo ello ha llevado, además, a que algunos municipios ya estén preparando camiones cisternas para garantizar agua de boca si la situación se complica más.

Ripoll, en Gerona, es uno de los municipios afectados por esta situación. Capital de comarca, con 10.700 habitantes, empezó con las medidas para minimizar el uso del agua y no malbaratarla hace unas semanas al ver «un bajón muy importante» en la fuente que habitualmente los abastece. «La gente está preocupada pero lo entiende. Aquí, en verano, casi cada tarde llueve algo, pero este año, desde mayo, podemos contar con los dedos de una mano las veces en que esto ha sucedido», explica a ABC el acalde, Jordi Munell.

La difícil situación, además, se ha agravado porque los niveles de arsénico en el río Freser, que también suministra a Ripoll y que este verano presenta un caudal muy bajo, se situaron hace una semana por encima de los límites establecidos por culpa de los bajos niveles de agua. Por ello se ha tenido que recomendar que temporalmente no se use el agua del grifo para beber o cocinar para evitar este mineral. Aunque este lunes los análisis notaban una mejoría, los controles aconsejan seguir unos días más con esta restricción. El Ayuntamiento habilitará, por ese motivo, un servicio para suministrar agua potable a las familias vulnerables o la gente mayor.

Más allá de este caso, los responsables del ACA no descartaban ayer que las restricciones lleguen a afectar al área metropolitana de Barcelona en los próximos meses. «Todo dependerá de si varían los consumos y de si llueve», aseguró durante una entrevista en Catalunya Ràdio, Jordi Molist, jefe del área de abastecimiento del ACA.

Para tratar de minimizar riesgos, y teniendo como referente el triste episodio de 2008 (cuando las cuencas internas autonómicas bajaron al 20%), la Generalitat lleva meses con un plan para hacer frente a la sequía. Este martes, además, se celebrará la primera reunión de la Comisión Interdepartamental de Sequía, en la que participarán varias consejerías y donde se prevé trabajar para buscar «soluciones coordinadas» si la situación no mejora en los próximos meses. «Tenemos que hacer un uso racional del agua», clamaba hace escasos días el presidente catalán, Pere Aragonès.