La queja de un vecino destapa el mayor punto de venta de drogas sintéticas de Barcelona

«No era como un narcopiso, donde se puede observar degradación. Hablamos de un perfil de traficantes que no llama demasiado la atención. Aunque el movimiento de personas puede ser poco habitual, de entrada uno no sabe a qué se dedican», apunta Granados. La Urbana recibió la queja en marzo, y fue la semana pasada, en una operación conjunta con los Mossos d'Esquadra, cuando detuvieron a ocho personas de entre 25 y 60 años, tres de los cuales ya han ingresado en prisión provisional. De ellos, solo dos tenían antecedentes por tráfico de drogas.

El resto eran los que se dedicaban a almacenarla. Para la Policía catalana es un dato relevante, ya que, al igual que pasa con el cultivo de marihuana -el 50 por ciento son primeras detenciones- han detectado que supone una puerta de entrada al «circuito delincuencial», en palabras del inspector Josep Naharro, jefe de la División de Investigación Criminal de Barcelona. Además, los Mossos creen que la droga intervenida en esta operación provenía del laboratorio desmantelado en Mont-roig del Camp (Tarragona) -el de mayores dimensiones detectado hasta la fecha en Cataluña-, donde un autodidacta experto en explosivos 'cocinaba' ingentes cantidades de sustancias sintéticas.

En el caso de los detenidos el pasado 12 de julio, uno de ellos también se dedicaba a 'cocinar'. El resto eran distribuidores al detalle o a intermediarios. De hecho, además de intervenir 325.000 euros en efectivo durante los registros de varios inmuebles en la capital catalana, los investigadores detectaron ingresos por la plataforma Bizum que ascendían a unos 15.000 euros mensuales. Es decir, algunos compradores sustituyen el pago en efectivo por el digital.

En el caso de las drogas sintéticas, señala el intendente Granados, con la llegada del verano, el ocio nocturno y los festivales se convierten en su «vector principal», ya que son «sustancias de naturaleza recreativa». «La conducta pospandémica es más extrema. Si a ello le sumamos que gente que llevaba mucho tiempo sin salir pueda tener acceso más fácil a estas sustancia, hablamos de una bomba de relojería, también por el riesgo de la sumisión química», advierte el policía.