Las obras de L5 de Metro de Barcelona, que avanzan al ritmo previsto, acabarán en un mes

Así lo han mostrado este jueves responsables de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) encabezados por su presidenta, la concejal de Barcelona Laia Bonet, y el secretario general de Políticas Digitales y Territorio de la Generalitat, Ricard Font, en una visita que ha comenzado en el interior de las cocheras de TMB, en Vilapicina. Desde allí, donde la madeja de las catenarias deriva en diez vías muertas, el portavoz del Govern ha remarcado la importancia de la «parte industrial» del Metro, de la que el usuario no suele ser consciente. «La L5 absorbe el 25 por ciento del tráfico total de la infraestructura», ha explicado, «es fundamental que se encuentre en las mejores condiciones».

Ya en el interior del túnel de la L5, donde han podido acceder los medios, una gran cantidad de operarios trabajan a contrarreloj. Su labor consiste en retirar el balastro y posteriormente el hormigón, para añadir después a los rieles fijadores que evitan la molesta vibración. Desde TMB insisten en que esta obra era necesaria por la antigüedad de la vía, que fue inaugurada hace más de 60 años. Ahora todo son prisas porque deben adaptarse al nuevo calendario escolar, ya que la consejería de Educación de la Generalitat decidió iniciar las clases el 5 de septiembre.

Las obras del metro empezaron en Semana Santa, del 9 al 18 de abril. Después la vía recuperó el tráfico, que fue interrumpido de nuevo en verano, aprovechando la menor afluencia vacacional. Del 1 al 31 de julio ha permanecido cerrado el tramo de seis estaciones entre La Sagrera y Horta. Ahora, desde el primero de agosto hasta final de mes la parada de El Carmel se añadirá a las afectadas, como estaba previsto desde el primer momento. El coste de la reforma es de 15 millones de euros.

Durante la visita, Bonet ha insistido en la necesidad de este tipo de trabajos, que a menudo pasan desapercibidos en favor de otro tipo de obras «como las de ampliación de la red», que suelen ser más llamativas y captan la atención de los usuarios. Asimismo, el secretario general ha aprovechado la ocasión para recordar que Barcelona cuenta con uno de los mejores transportes subterráneos del mundo, con el 96 por ciento de las estaciones habilitadas para las personas con movilidad reducida. «Para el 2025 esperamos que estén todas», ha asentido Font.

A día de hoy, la gran mayoría de la inversión de TMB (unos 1.000 millones de euros) va destinada a la conexión de los tramos norte y sur de la L9, que está previsto que termine en 2029, cuando se convertirá en la mayor línea de metro de Europa, han resaltado las autoridades. Por otro lado, Bones ha aprovechado la ocasión para avanzar que el verano se efectuará una interrupción temporal de la L4 entre las estaciones de Barceloneta y Verdaguer por el mismo motivo que el de las obras de la L5.

Otros proyectos de ampliación de la red subterránea de Barcelona que TMB y la Generalitat están planificando son la llegada de la L3 a Esplugues de Llobregat, la L1 a Badalona y la L4 a La Sagrera, que así se convertirá en el mayor intercambiador de España. Ésta contará con acceso a la L1, L4, L5, L9, L10, Renfe y Alta Velocidad, y TMB tiene previsto que se convierta en un enclave estratégico y la puerta de entrada a la ciudad desde la zona norte de Cataluña.