'César contra Lucullus', la cultura que muestra frente a la que interroga

Al igual que la poesía es un arma cargada de futuro, como escribió Gabriel Celaya y cantó el carpintero Paco Ibáñez, ‘César contra Lucullus’ es la historia de dos maneras de considerar el teatro: la cultura que interroga frente a la que solo muestra, la herramienta frente a la prótesis. El libro de Jesús A. Vila reconstruye la historia de una propuesta, fracasada, de considerar el teatro como una herramienta de concienciación social frente al que solo se plantea ser un instrumento de culturización. En ese debate dialéctico vivió l’Hospitalet con gran intensidad entre los últimos años de la década de los 60 y principios de los 70 del siglo pasado. Sus protagonistas, un puñado de jóvenes entre los que se encontraban Casas y Vila, se movían entre distintos grupos y entidades culturales hasta, impulsados por la inquietud cultural, social y política, cuajar en la obra ‘El proceso de Lucullus’, de Bertolt Brecht, un violento alegato contra la guerra y las injusticias que estrenaron en el Casino de Santa Eulalia.

Frente al teatro como un instrumento, se articulaba el concebido como espectáculo que impulsaba el Ayuntamiento presidido por el alcalde Vicenç Capdevila, que renovó sus propuestas de acción cultural hasta el punto de llevar a escena con profusión de medios la obra ‘Julio César’, de William Shakespeare. En opinión del autor del libro, «aquel teatro de calidad, hecho con muchos recursos que era Julio César, espectacular, dirigido básicamente a culturizar y entretener, que permitía el lucimiento del actor y de la escena, más allá de la reflexión que imponía, era un modelo que satisfacía suficientemente bien las expectativas de sus defensores. Hecho para el público que quería ir al teatro». Enfrente, el otro modelo del proceso de Lucullus, era un teatro que quería buscar un público. Era Julio César contra el Lucullus del Proceso. Era la cultura que muestra frente a la cultura que interroga.