Toxicología analiza 50 restos biológicos del crimen de las dos policías en Bellvitge
A Pedro Jiménez, violador múltiple, se le imputa la muerte y agresión sexual de las dos jóvenes policías, asesinadas en su domicilio el 5 de octubre de 2004, hace un año
DOLORS MASSOT
BARCELONA. Hoy se cumple un año del crimen perpetrado en el barrio de Bellvitge, de L´Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Dos mujeres, agentes del Cuerpo Nacional de Policía en prácticas, morían en su domicilio a manos de un delincuente. Eran Silvia Nogaledo, de 28 ... años de edad, y Aurora Rodríguez, de 23 años. Aquel día, precisamente Aurora celebraba su cumpleaños. Una desempeñaba su labor en la comisaría de La Verneda mientras que la otra trabajaba en la comisaría de Castelldefels.
Según la reconstrucción de los hechos, una de las víctimas regresaba a casa de madrugada después de hacer el turno de noche en su trabajo, cuando fue sorprendida por un hombre, que la obligó a punta de navaja a entrar en su piso. Una vez en el interior de la vivienda, tanto ella como su compañera fueron atadas y amordazadas. Fuentes próximas a la investigación (que ha sido llevada de forma conjunta por los Mossos d´Esquadra y el Cuerpo Nacional de Policía) han señalado que las dos fueron agredidas sexualmente.
Tras la escena de violencia, el delincuente habría decidido dar muerte a las dos agentes. Las citadas fuentes señalaron en su momento que una de las jóvenes habría recibido siete puñaladas y la otra cinco. Además, la autopsia hacía observar que cada uno de los cadáveres presentaba un pinchazo superficial, efectuado probablemente con la misma arma.
Para que no quedara rastro de su paso por la escena del crimen, supuestamente el asesino prendió fuego a la casa, pero antes tuvo la sangre fría suficiente como para cambiarse la camisa y el pantalón, que estaban ensangrentados, y robar prendas del armario de sus víctimas. Las tareas de los Bomberos de la Generalitat hicieron que el piso, situado en un gran bloque de viviendas, no quedara arrasado por las llamas y quedaran restos que ahora son analizados.
Un cuchillo en La Oca
No transcurrieron muchas horas hasta que un cliente del famoso restaurante La Oca, situado en la céntrica plaza Francesc Macià junto a la avenida avenida Diagonal, encontrara en los baños del local un cuchillo y unas zapatillas deportivas. Las habría dejado el asesino para deshacerse del arma y de un calzado que le podía delatar.
La Policía Científica actuó con toda celeridad. Obtuvo muestras biológicas (de semen y cabellos del agresor) y encontró algunas pistas relacionadas con el teléfono móvil del posible asesino. Todo fue muy rápido. A los tres días, la Guardia Civil y los Mossos d´Esquadra detuvieron en Girona a Pedro Jiménez García. Fue localizado en la barraca de Mustafá K., otro delincuente ya en libertad con el que había coincidido en la prisión de Brians.
Un año después de la muerte de las dos mujeres policía, el caso sigue bajo secreto de sumario, en manos de la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de L´Hospitalet de Llobregat. Fuentes judiciales han explicado a este diario que se trata de una «cuestión compleja». Existen, según estas mismas fuentes, más de cincuenta restos que están siendo sometidos a análisis por parte del Instituto Nacional de Toxicología y que podrían incriminar al acusado.
Las pruebas a que se someten son «lentas» y a la vez «ralentizan el resto del proceso», que no puede avanzar hasta que la juez disponga de «ciertos resultados». La investigación policial acusa a Pedro Jiménez de dos delitos de homicidio, dos delitos de agresión sexual y un delito de incendio.
Según pudo saber este diario en los días posteriores a la detención de Jiménez, una persona que colaboraba con la Guardia Civil en Toledo fue quien la misma jornada de la detención había dado pistas sobre la localización del sospechoso.
El confidente del Instituto Armado se mostró sorprendido al saber que esta persona era un violador, porque en la cárcel había dicho siempre que era atracador de bancos. De esta forma, se zafaba de recibir el trato que los prisioneros suelen dar a este tipo de delincuentes. Pero es que, con el crimen de Bellvitge, Pedro Jiménez no hacía sino llenar una línea más en un historial repleto de reincidencias.
Una trayectoria que empezó en 1985 La trayectoria de este violador comienza en 1985, cuando fue condenado por dos delitos de abusos deshonestos y por un delito de violación en grado de tentativa. En una jornada de permiso mientras cumplía condena, violó a una niña de 14 años, lo que le valió una segunda condena de quince años de cárcel. Seguía en prisión cuando se le otorgó un permiso penitenciario. Cometió entonces otro delito sexual al violar a una mujer, además de robarle. Se le condenó en aquella ocasión por este delito y por otros tres robos con intimidación, lo que sumó un total de 52 años de cárcel de condena. Tampoco entonces se le suprimieron los permisos penitenciarios.
Acaba de ser juzgado por el tribunal de la sección Octava de la Audiencia Provincial de Barcelona por una presunta violación que habría cometido durante otro permiso de salida. Ocurrieron los hechos el 27 de marzo de 2003. El ministerio fiscal acusa a Pedro Jiménez de haber seguido a Marta S., una joven de la Zona Franca de Barcelona, hasta su casa. Allí habría aprovechado para subir con ella en el ascensor que la llevaba al domicilio, sacó un cuchillo y se lo puso a la altura del cuello. Ya en la casa, el fiscal lo acusa de haberla violado y de haberle quitado dinero, un teléfono móvil y joyas, así como dos tarjetas de crédito.
«No recordaba»
El juicio tuvo lugar el pasado 13 de septiembre. Ante el tribunal, Jiménez dijo que no recordaba lo sucedido pero que tampoco negaba que hubiera cometido la agresión sexual. Insistió en que aquel día había consumido drogas y que era adicto a los estupefacientes.
El procesado, desde el día de su detención, está en la cárcel Modelo de Barcelona. Primero fue aislado porque las autoridades penitenciarias temieron que algún preso le agrediera. Más tarde, pasó a una celda donde hace «vida similar a la de cualquier otro recluso», según el departamento de Justicia de la Generalitat.
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