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Toni García-Pérez - Tribuna abierta

¡Benditos cobardes!

En Cataluña se sigue intentando llevar a cabo la tan repetida «revolució dels somrirues», lo que vendría a ser conseguir la independencia con un lirio en la mano

«Ahimsa» es una palabra ya casi en desuso pero que estuvo muy de moda en la época hippy, allá por los años 70. «Ahimsa» es un concepto definido por Gandhi y que remarca que la no violencia es activa y no válida para cobardes, ya que requiere de una gran valentía para poder enfrentarse al poder establecido y asumir las consecuencias.

En Cataluña se sigue intentando llevar a cabo la tan repetida «revolució dels somrirues», lo que vendría a ser conseguir la independencia con un lirio en la mano. Año tras año, Diada tras Diada, hemos visto como los rotativos afines a la causa llevan en portada niñas rubias como espigas de trigo sonriendo o la cara alegre de una joven latina agraciada en su físico. Perfiles existentes pero que por descontado no son mayoritarios en nuestra comunidad autónoma y mucho menos entre los asistentes a las performances secesionistas, esas fiestas paganas que vienen celebrándose últimamente en Cataluña.

Secesionismo con alegría, que es la directriz que se saltan algunos violentos energúmenos. Sonrisa que pierden algunos políticos cuando algún periodista les pregunta sobre corrupción. Mandatarios en fase zen, con la lección aprendida, que se muerden la lengua y congelan la mueca en una sonrisa petrificada, gélida, inhumana. Cargos electos que provocan para ser víctimas del, para ellos «malvado poder», es decir España. Como si no mandasen en su comunidad desde hace décadas y como si no hubiesen condicionado repetidamente el Gobierno de España entera.

Algunos políticos sí que han entendido que «Ahimsa» supone implicarse con todas las consecuencias y lo están pagando pero son minoría. Lo normal es ver que tiran la piedra y esconden la mano, políticos que huyen, políticos a los que se les calienta la boca pero que cuando tienen que firmar un papel comprometido casualmente siempre tienen que ausentarse por un imprevisto. Tenemos aún muy reciente en la memoria el recuerdo de nuestra Guerra Civil y todavía más los asesinatos terroristas. Por eso agradecemos que cualquier intento «revolucionario», en la actualidad, se intente realizar mediante la no violencia y que olviden a Gandhi cuando decía que esta no era apta para cobardes. ¡Benditos cobardes! Que mueven el mundo sin romperlo. Es la hora de los que admiten haber sido engañados y utilizados. Es la hora de los cobardes.

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