Toni Aira: «Nos hemos pasado con la dosis emocional»

¿De la «rauxa» al «seny»?

Sí. Ya lo decía Jaume Vicens Vives. Hemos perdido el equilibrio. En el libro («La política de las emociones») explico que una parte importante de la política ha perdido ese equilibrio. No solo en Cataluña. De ahí los liderazgos políticos que emergen: son muy buenos para ganar elecciones, pero no necesariamente buenos para gobernar. Es lo que ha pasado en Cataluña.

¿Quién es nuestro Trump catalán?

No existe. Tampoco hay un Trump español. Abascal y Vox no son el modelo de Trump. Es más, el espacio de Vox en Cataluña, quien mejor lo ha representado, en una parte, ha sido Cs, más que el PP. Y ahí está parte del éxito de Cs. Han sido los más polarizantes. Contra el modelo independentista, lo más nítido era Cs.

La «rauxa». ¿Nos falta pausa?

Había un anuncio de cerveza que decía: «Para continuar, para». Es necesario parar la pelota, en términos futbolísticos, para ver hacia dónde hay que chutarla. Falta estrategia.

Estamos en campaña permanente.

Christian Salmon lo explica. Ya no se construyen relatos. Vivimos, no ya en una campaña permanente, sino en el día de la elección permanente. Todo se centra en un «pim-pam-pum» con lenguaje de estar al pie de las urnas.

No hay un mañana.

Nuestro tiempo es el presente continuo. Como si no hubiera un mañana, pero también como si no hubiera un ayer. Lo que pasó ayer ya no vale para hoy, y lo de hoy... Para superar esto se necesita tiempo, que no tenemos. Pero los gobiernos sí y lo pueden dar.

¿Cómo?

Con pactos estables y duraderos. Con visión estratégica de construcción. Es lo que han hecho PSOE y Podemos.

Estabilidad institucional.

Sí. Para construir algo. PSOE y Podemos no querían pactar. Pero entendieron que era lo mejor para ellos. Tiempo para que la oposición se desgaste y a ellos les permita construir.

¿Y en Cataluña?

Pasará por romper los bloques. Junts y ERC no se aguantan y, si pueden, no gobernarán juntos. Las elecciones del 14-F tendrán consecuencias, para los dos. Quien pierda, o se fragmentará (Junts) o tendrá que asumir cierta rebelión interna (ERC).

¿Somos un «homo sentimentalis», como dice Milan Kundera?

Sí, lo comento en el libro. No somos «homo sapiens sapiens». Siendo la generación que más acceso ha tenido a la información y a la formación, paradójicamente, somos más sensibles que nunca a las emociones. Y es así. Lo hace la publicidad, la alta cocina y pasa en la política. Pero nos hemos pasado con la dosis, con el punto de sal. Las sobredosis no son buenas. Espero que por la ley del péndulo...

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