El Supremo confirma las penas de 25 y 20 años por el crimen de la Guardia Urbana

La Sala desestima así los recursos de casación interpuestos por los dos condenados contra el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que a su vez confirmó el de la Audiencia de Barcelona, por un delito de asesinato con alevosía , ocurrido el 2 de mayo de 2017 en  Vilanova i La Geltrú .   A Peral se le impuso una pena más alta -25 años- al aplicar el agravante de parentesco.

La sentencia también establece que Peral y López deben indemnizar con 450.000 euros al hijo de la víctima; con 225.000 euros al padre; con otros 100.000 euros a cada uno de sus dos hermanos, y con 10.000 más a su expareja. Todo ello en concepto de responsabilidad civil.

La Sala avala que los dos condenados trazaron un plan para matar Pedro, que vivía con Peral, y que consistía en esperar a que este estuviera dormido o descansando para ejecutar el crimen. Así, la madrugada del 2 de mayo de 2017, los dos acusados lo asesinaron de forma violenta en la vivienda que la víctima compartía con la agente en Vilanova i La Geltrú .

Después, los ahora condenados utilizaron el teléfono móvil de Pedro en varias ocasiones para fingir que hacía su vida con normalidad y llevaron el terminal a las inmediaciones del domicilio del exmarido de Rosa, agente de los Mossos , y con el que esta mantenía un relación muy conflictiva. La intención era involucrarlo en el crimen mediante el posicionamiento geográfico del móvil de Pedro.

Tras matarlo, los dos agentes de la Urbana introdujeron el cuerpo de la víctima en el maletero del coche, propiedad del policía asesinado, y le prendieron fuego en el área del pantano de Foix . El Supremo señala que determinar las circunstancias exactas en las que se produjo la muerte de Pedro es una cuestión rodeada de especial dificultad, «por las versiones contradictorias de los dos acusados, que se atribuyen -recíprocamente- la ejecución material y postergan sus respectivas intervenciones a los actos encaminados a deshacerse del cadáve r .

El estado en que fue encontrado el cuerpo de la víctima, prácticamente calcinado, impidió determinar las causas del fallecimiento. Eso sí, la Sala subraya que el crimen se produjo en el interior del domicilio de Peral y «no como consecuencia del fuego». Además, el alto tribunal señala que, con independencia de que fuera solo uno, o ambos, los ejecutores de Pedro, los dos «actuaron de manera concertada» para matarlo.

Para avalar la alevosía en el caso de Peral, el Supremo señala que la relación de esta con la víctima era «análoga a la matrimonial», lo que justifica la aplicación de parentesco como agravante .

La sentencia señala que el de los dos agentes «se trata de un plan previamente diseñado, ejecutado a una hora, las 03.00 de la madrugada, en la que, hubiera ingerido o no algún fármaco, la experiencia sugiere como razonable ese estado de relajación o somnolencia por parte de Pedro, quien además, ha pasado una jornada familiar en su casa de campo, y que ni siquiera pudo ser alertado por los perros, porque los animales no ladraron».

Un plan –según la Sala- diseñado por «dos personas que por su profesión están habituadas a solventar situaciones de confrontación física; que los perros no alertaran de la presencia Albert en el inmueble, la desaparición del sofá que amueblaba la habitación, los restos de sangre de la víctima localizados en la misma, la ausencia en los acusados de síntoma alguno sugerentes de haber mantenido algún enfrentamiento físico. Todo ello dibuja un marco total de acción en el que, cualquiera que fuera el medio empleado para matar a Pedro , otorga a la misma la consideración de alevosía».