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Antoni Fernández Teixidó - Tribuna Abierta

Sentencia y República

Los partidos independentistas se encuentran en una fase de repliegue táctico

Son muchas las voces que sostienen que el «procés» en Catalunya está poco menos que liquidado. La aparente debilidad de Puigdemont, Torra y JpC, el creciente pragmatismo político de la dirección de ERC, y el bajo perfil de la CUP parecen justificar tales aseveraciones. Argumentan que el clima político en Catalunya se ha serenado, que la estrategia socialista ha dado resultados, y que el Procés camina hacia un desenlace donde un lejano y pactado referéndum será el único y último objetivo que el independentismo catalán defenderá. No comparto este análisis. Los partidos independentistas se encuentran en una fase de repliegue táctico por dos razones fundamentales: ocupar nuevas cotas de poder en todas las instituciones y quedar a la espera de la sentencia del juicio, que desde hace varios meses se celebra en Madrid.

Las organizaciones de base, ANC y Òmnium perfilan nuevas hojas de ruta que ponen en el centro de su orientación estratégica la unilateralidad, la desobediencia, la República y el estado propio. ERC flirtea con un planteamiento político más ambiguo, pero es producto de la personalísima evolución de Junqueras y de su actual peso en la dirección de su partido. No hay que confundir esta orientación inequívoca con el amplio sentir secesionista de las bases republicanas que, en las ciudades y pueblos de Catalunya, son la vanguardia política del movimiento soberanista. La votación en el Parlament evitando que Iceta sea senador es una muestra elocuente de la conducta radical que las caracteriza.

En las condiciones actuales −con los políticos catalanes presos y la sentencia pendiente−, el clima que se respira es de una cierta contención. Cuando el juicio se acerque a su final, y eventualmente los dirigentes políticos independentistas puedan ser condenados, los militantes, simpatizantes y votantes republicanos se sumarán indubitativamente a la movilización popular. Esta se producirá de la mano de la sentencia y con el firme propósito de dar el paso definitivo hacia la consecución de la República. Será el momentum esperado.

Un elemento decisivo se añade a estas consideraciones. Puigdemont, Torra, Comín, Rovira y compañía saben que resolver su situación personal pasa por conseguir una correlación de fuerzas que permita tratar de tú a tú al Gobierno español y obtener buena parte de sus objetivos de referencia. Ambas expectativas se retroalimentan. En eso reside su supervivencia y no hay salvación fuera de esta línea de acción, a no ser que Sánchez y su gobierno guarden en su manga el as de un indulto general. Si fuera así, las aguas volverían a su cauce por un tiempo a la espera de nuevas e intensas lluvias que alimenten el curso del río independentista. No se trata de una predicción, se trata de un análisis político.

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