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Santi Rodríguez - Tribuna Abierta

Independentismo ilustrativo

¿Qué ha cambiado para que aún no haya convocado las anunciadas elecciones?

Decía en enero, el hasta dentro de poco president Torra, que la legislatura en Cataluña estaba políticamente agotada y acusaba a sus socios de Govern de falta de lealtad. ¿Qué ha cambiado para que aún no haya convocado las anunciadas elecciones?

En primer lugar, la colaboración de ERC con los presupuestos del PSOE, una baza electoral de los de Puigdemont para demostrar que ERC prefiere alinearse con el Gobierno de España, antes que con los secesionistas; y así acusarlos de traidores, con el efecto colateral de la inestabilidad política que genera en España, al torpedear los presupuestos. ERC vio que negociar presupuestos con unas elecciones catalanas a la vista les podría perjudicar y echaron el freno, por ello insisten reiteradamente en la convocatoria de elecciones para poder reanudar la negociación de los presupuestos cuanto antes.

El segundo elemento ha sido la reordenación del nuevo partido de Puigdemont, que requería de un tiempo para depurar a los infieles. El nuevo partido, paradójicamente llamado Junts -en realidad representa todo lo contrario- debía deshacerse de todos aquellos que no rendían culto suficiente al líder y osaban discutir su estrategia.

Así, la respuesta de los cuatro diputados del PDECat en el Congreso ha sido ofrecerse al PSOE para aprobar los presupuestos, e intentar boicotear la primera estrategia.

Ahora parece que han decidido -Waterloo mediante- que hay que dejar que el president sea inhabilitado para demostrar aquello de «la represión del Estado», que sólo se creen ellos. La consecuencia inmediata es que todo el Govern quedará en funciones, lo cual sería una tranquilidad vistos los antecedentes, pero no parece demasiado responsable ante la crisis sanitaria y su derivada económica que estamos sufriendo.

Todas estas circunstancias ilustran a la perfección que, cuando los independentistas afirman que se preocupan de los problemas de los catalanes, lo hacen sólo pensando en ellos y en sus estrategias, y ese es el motivo por el que la única buena decisión que puede tomar un mal presidente, que es convocar elecciones, no podrá ser tomada por Torra, como tampoco lo pudo hacer Puigdemont.

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