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San Carlos de la Rápita cambiará de nombre a pesar de no conseguir el aval en la consulta popular

El alcalde defiende ahora la legitimidad de los resultados, que hace poco más de un mes no se consideraron vinculantes por la escasa participación

Detalle de las papeletas de la consulta del pasado 12-O ABC
Anna Cabeza

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No habrá pasado ni mes y medio. El Ayuntamiento de San Carlos de la Rápita, que el pasado 12 de octubre impulsó una consulta popular sobre el nombre del pueblo y cuya escasa participación frustró el cambio de denominación deseado por el equipo de gobierno (ERC), hará efectivo el cambio de nombre por la vía direct a este mismo mes. El pueblo del sur de Tarragona se despojará de su connotación real y pasará a ser La Rápita.

«No hay ninguna opción que quede validada automáticamente», reconoció abiertamente su alcalde, Josep Caparrós, poco después de conocerse los resultados. Los vecinos apostaron claramente por el cambio de nombre (lo arroparon el 67,5% de los votantes) pero las urnas hablaron por sí solas: solo se manifestaron el 26,7% de los habitantes, dejando la victoria de 'La Rápita' sin los avales que los grupos municipales habían pactado previamente, de contar con un 20% del censo total. «Entramos en un periodo de reflexión por parte de los grupos políticos porque ninguna de las dos opciones ha cumplido con el requisito» , dijo Caparrós.

Sin embargo, no ha hecho falta mucho tiempo para que el alcalde haya reconsiderado la cuestión y se haya olvidado de la voluntad popular. A finales de semana pasada Caparrós argumentó en un artículo para las publicaciones locales la legitimidad de los resultados y anunció que el próximo pleno municipal, previsto para el 26 de noviembre, debatirá el cambio de nombre.

La cuestión se abordará a partir de un expediente con los resultados de la consulta, sin que sea presentada como una moción de gobierno o iniciativa de partido, cuentan fuentes municipales a ABC. El consistorio 'rapitenc' lo conforma ERC, Junts per la Ràpita, PSC, Més Ràpita y una concejal no adscrita pero de poco servirán sus posturas: el cambio de nombre saldrá adelante sin problemas, dado que ERC cuenta con mayoría en el consistorio (10 de los 17 ediles) y avalara el paso. Luego, la Generalitat tendrá que dar su visto bueno, algo que tampoco se ve como un problema.

«No hay más legitimación de un resultado que el escogido por el pueblo en un proceso de participación democrática en que todo el mundo está llamado a votar», defiende Caparrós, ignorando el tope del 20% planteado antes del 12-O e incidiendo únicamente en el hecho de que 7 de cada 10 escogieron La Rápita, «un resultado claro y contundente».

El líder municipal republicano alega que una vez conocida la opinión valorar toca al pleno «valorar y acatar el resultado de la consulta». «Así es como tenemos que proceder y no valen reinterpretaciones de las reglas del juego una vez acabado el partido, ni sirven excusas para deslegitimar el resultado ni es democrático escudarse con la gente que no votó y, sobre todo, no es democrático menospreciar la decisión de la gente 'rapitenca'», apuntaba en su artículo.

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