Suscribete a
ABC Premium

SAGARRA, VERBO Y CARNE

SERGI DORIA

HACE seis años saludaba la adquisición por la Biblioteca de Catalunya del manuscrito de las «Memòries» que Josep Maria de Sagarra publicó en 1954: 1.600 páginas de un alto exponente de la memorialística europea. Sagarra cometió un pecado que Cataluña no perdona: ... tuvo el don de la lengua; y lo que es peor, la facilidad de adaptarse a cada género literario. Poeta, traductor, articulista, dramaturgo, novelista y memorialista era tan capaz de levantar monumentos épicos como de cultivar la sátira erótico-festiva en «El Bé Negre». Cuando advirtió la anorexia de la narrativa urbana autóctona, nos regaló «Vida privada», una de las mejores novelas en catalán del siglo XX, junto a «La plaça del Diamant» e «Incerta glòria». Nadie como él engarzó la metáfora al periodismo; de su pluma nacieron traducciones de Dante y Shakespeare, pero también revistas musicales y un teatro comercial y melodramático que preservó la lengua catalana en la posguerra.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia